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María Emilia Attias - notas



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Emilia Attias

 

“Sueño con ser una diva como Susana”

Una nueva rubia hace shock. Con un juego fotográfico, GENTE revivió aquel aviso de jabón Cadum que consagró a Susana Giménez en los 70 en el cuerpo de Emilia Attias. Impactantes y carismáticas, ambas iniciaron sus carreras como modelos. Hoy, con tan sólo 19 años, la diosa que triunfa en el teatro de revistas junto a Miguel Angel Cherutti –y que hoy también brilla en Bailando por un sueño– dice que se atreve a todo. Y confiesa que admira a Susana porque es una Número 1. “Soy consciente de que estoy recorriendo un camino parecido al de ella, y eso me gusta”.




Cuidado: no me compares mucho con ella, porque es única”, advierte Emilia Attias (19), mientras ensaya el mítico “¡Shock!” que hizo célebre Susana Giménez frente a la lente del fotógrafo. La modelo, que triunfa junto a Miguel Angel Cherutti en el teatro de revistas, juega a ser como la diva número uno de la Argentina durante la producción. Es que ahora Emilia está rubia y, al igual que Susana, comenzó haciendo comerciales, es modelo y se puso las plumas como vedette. ¿Serán éstas las únicas coincidencias? La chica, con desenfado, dispara: “Te cuento un secreto: de chiquita mi mamá me decía que tenía salidas susanescas”. Luego la cubren con espuma y cae agua sobre ella, como en aquella histórica publicidad de jabón Cadum –¿la recuerda?, esa que decía “shock de frescura y limón”–, en la que Susana comenzó a conquistar al público con sus curvas. Hay quienes ya se animan a decir que Emilia tiene el carisma, la personalidad y el carácter de la diva, y la señalan como una futura sucesora. Por eso GENTE le propuso a Attias que fuera Susana por un rato. Y las coincidencias están a la vista.

–¿Se dio cuenta de que usted está surgiendo de una manera parecida? Primero fue modelo, después vedette, tiene carisma, un cuerpo escultural, polenta…
–Todo eso que mencionaste es lo que más admiro de ella. Me identifico con su espontaneidad. Porque soy de decir cosas graciosas, a veces sin pensar. Además, lo que tiene Susana de admirable es que se ríe de sí misma. Yo soy igual: me río de mis desgracias, porque me tomo la vida como es. Eso me da fuerza para poder animarme a proyectar lo que quiero. Hoy Susana es la número uno de la Argentina porque siempre hizo lo que quiso. No tuvo miedo a soñar y convirtió sus deseos en realidades. Además, ella también empezó como modelo, igual que yo.

–Moria Casán comentó, cuando la vio pasar a usted en la última fiesta de GENTE en Mar del Plata: “Esta chica me hace acordar mucho a Susana cuando empezó. Está muy fuerte ‘de abajo’, como le gusta a los argentinos...”.
–¿En serio? Mirá vos... Susana me parece una diosa. Y no sabía que Moria había hecho esa comparación. Le agradezco.

–Un tema importante en la historia de Susana fueron los romances famosos. Primero se enamoró del empresario Héctor Cavallero y luego del basquetbolista Norberto Draghi y el boxeador Carlos Monzón. ¿Ya se prepara para su primer amor con una celebrity?
–Uno de los hechos que convirtieron a Susana en diva fueron sus romances. Siempre la historia de una lady como ella debe tener amores apasionados. Yo no soy de estereotipar la pareja. Hay algunas mujeres que sí lo hacen. A unas les gustan los polistas, a otras los empresarios. Yo soy muy libre, muy abierta, voy más a lo humano. Obviamente me tiene que gustar la parte física, me tiene que seducir la persona, pero no proyecto con quién voy a salir. En esto me identifico con Susana, porque creo que ella tampoco planificó sus amores: los vivió auténticamente y sin ocultar nada. Ella es apasionada, igual que yo. Y sus relaciones fueron de un extremo a otro.

–¿Lo dice por su romance con Carlos Monzón?
–Claro, yo soy igual: si me vuelve loca el príncipe de Inglaterra, bárbaro, y si me enamoro del verdulero, mejor. Soy súper abierta y sencilla en ese sentido. No siento que porque vaya subiendo de target la persona que me acompaña me tenga que igualar. Monzón fue un gran amor de su vida y un hombre muy humilde a la vez. Y todos respetaron esa relación. Porque es bien de diva ganarse ese respeto. Eso me gusta mucho. Lo busco y trato de generarlo. Y como soy muy humilde creo que lo logro. Las divas nunca pasan inadvertidas.

–Otro romance intenso que vivió Susana fue con Ricardo Darín. Piense en un galán del momento para vivir una historia parecida.
–Ninguno. Si no, lo hubiese ido a buscar. Ja, ja, ja... Sé que estamos jugando, pero si me gusta alguien voy a buscarlo y lo provoco. Por supuesto, todo va a ser tan sutil que nunca se va a dar cuenta. Soy muy inteligente para eso.

–No me diga que no pensó en alguno. Confiese quién le provoca algún que otro ratón...
–(Sonríe) Te juro que no me pasa. Tendría que conocerlo para que me suceda algo. Mi enganche tiene que ver mucho con la energía de las personas. Pero no tengo un tipo físico, ni de trabajo, ni de profesión. Cuidado, porque no me hace falta hablar mucho: soy muy perceptiva, necesito tenerlo enfrente y ver cómo se mueve y qué me provoca. Una mirada me puede fulminar. Soy muy vulnerable en mis relaciones, enamoradiza y apasionada. Me encantan los grandes romances. Y hacer locuras por amor…

–Cuente entonces...
–Esperar a alguien en la puerta de su casa, tres horas a la madrugada, bajo la lluvia, para decirle lo que siento. O viajar doce horas para buscar a un amor que creía perdido.

–Seguramente sabe que en una oportunidad a Susana le acercaron un video en el que su pareja lucía demasiado acaramelado con una vedette. Y ella terminó arrojándole un cenicero.
–Y… la verdad que la entiendo. Yo tendría que vivir el momento, pero te aseguro que no hubiese hablado de manera pacífica, porque soy visceral. Para mí es un hecho imperdonable, y reproducido en tevé, más aún. No lo soportaría. No soporto la mentira. Ah, y lo echaría de mi casa, como hizo ella. Pero antes lo torturaría seis horas, porque tendría que escucharme.

–¿Qué haría si esa ex pareja le reclama 10 millones de dólares y finalmente logra el objetivo de despojarla de parte de su fortuna?
–¡Uy, qué difícil! Aunque te aclaro que yo me doy cuenta cuando alguien viene a sacarme algo… Ya me engañaron, y aprendí la lección. Ahora soy muy cuidadosa. No me enamoraría de una persona que quiera meterse en mi vida para despojarme de lo mío. Pero también reconozco que uno se puede enamorar y después todo puede cambiar. Nunca me arrepiento de las cosas que hago por amor. Pero sé que le estoy vendiendo el alma al diablo. Asumo el riesgo.

–¿Usted también le hubiese arrojado un cenicero, o prefiere un cutter o una bandeja de hierro forjado?
–Todo depende... (sonríe). Que lo hubiese echado a patadas, seguro.

–Susana vivió un gran amor con Jorge Rodríguez, casi veinte años menor que ella, y hoy se confiesa enamorada del uruguayo Jorge Rama, también más joven. ¿Para usted es un obstáculo la diferencia de edad a la hora de iniciar un romance?
–No tengo prejuicios con la edad. Cuando pasen varios años y eso pueda suceder, veremos. También puede ser 20 ó 30 años más grande que yo. ¿Por qué no?

–Otro examen que debe pasar para convertirse en diva es el de la mascota, que sí o sí debe ser muy particular. Susana tuvo a su yorkshire, Jazmín. ¿Usted qué raza prefiere? ¿Doberman o chihuahua?
–Me encantan los gatitos. En ese sentido no tengo mucho de diva.

–¿Cómo se lleva con las cirugías? Porque una diva siempre debe verse bien.
–No me gustan, y no me hice ninguna. Cuanto más natural pueda mantener el cuerpo, mejor.

–Susana tiene a Miguelito Romano como coiffeur y amigo personal. ¿Ya pensó en su peluquero y futuro consultor?
–Por supuesto. El mío es Alejo Cabello, un dios.

–A su juicio, ¿qué es lo que más la asemeja a Susana Giménez?
–Las dos somos versátiles, como Madonna. Susana siempre se animó a los cambios. Somos transgresoras. Ella es una diva y yo tengo personalidad de diva.

–¿En el sexo también es tan transgresora?
–¡Epa! ¡Qué preguntita! En el sexo vale todo siempre y cuando exista el respeto y el acuerdo mutuos. Yo necesito contención. Soy una loca pasional jugadísima, pero con la persona que amo.

–Olmedo y Porcel acompañaron a Susana en varias de las películas hot de aquellos años. Elija dos capocómicos para hacer cine con usted.
–Mejor tres: Gasalla, Cherutti y Carlos Perciavalle.

–Se dice que la diva vivió un feroz y oculto affaire con Cacho Castaña, el músico de aquel momento. ¿Cuál sería hoy a su entender el cantante que tiene más alma de pirata: Luciano Pereyra, Diego Torres o Daniel Agostini?
–No podría nombrar uno. Pero los tiempos cambian. Cacho sigue siendo un seductor. Pero como no tengo alma de fanática, no te podría decir. No soy de las que dicen: “Lo amo nada más que porque es Robbie Williams”.

–Ahora que terminamos con las fotos, ¿se divirtió siendo Susana Giménez?
–¡Me encantó! Fue superdivertido, porque la imité y me sentí Susana todo el tiempo. En un punto me identifico, porque estoy pasando por el mismo proceso: modelo, vedette, fama… Ahora estoy tomando clases de canto… tratando de incorporar elementos a mi carrera como artista. Por eso tengo ganas de viajar, de estudiar afuera, en Nueva York y Europa, baile, canto, teatro.

–¿Podría definirme qué es una diva para usted?
–Es un ícono cercano a la perfección dentro de lo estético y del ideal. Susana es eso, porque es casi la perfección de mujer que los hombres desean y que las mujeres aspiran ser. Es tener tu propio estilo de vida y ser caprichosa. Soy consciente de que estoy recorriendo ese camino. Y la verdad es que sueño con ser una diva como Susana.

“Soy una chica sexy con un costado angelical”

Desde que fue tapa de GENTE hace dos años, nunca paró. Sorprendió haciendo teatro en Mar del Plata, grabó un video con Ricardo Arjona y se consagró en Bailando por un sueño. Ahora Cris Morena la contrató para protagonizar Casi ángeles, la nueva comedia romántico-juvenil de Telefe. “No termino de asombrarme”, opina la diosa de 19 años antes de hablar sobre su nueva etapa de menor exposición física, el noviazgo con el Turco Naim Sibara (40) y los dos meses ensayando acrobacia, danza y actuación.




Muero de frío! ¿No me sostenés el celular, así me pongo la campera que acabás de prestarme”, le pide María Emilia Attias al periodista en la puerta de Editorial Atlántida, en Azopardo 565. Lo del frío resulta real. Se le nota en su piel de gallina. Lógico: luce musculosa, pantalón pescador liviano y chinelas rojas tipo Havaianas. Llueve, se inundó la calle y bajó la temperatura a catorce grados. Por fortuna, pronto estaciona su asistente, Lucía Maidana, de la agencia García Navarro Models, en el flamante Volkswagen New Beetle de la porteña en cuestión. “¿Vamos?”, pregunta. “A las dos menos cuarto grabás”. “¡¿13:45!? ¡Faltan veinticinco minutos!...”, enfatiza Emilia. “Vos entrá primero, ¿dale?”, le apunta al redactor. “¿Hacemos la entrevista en el coche?”, arriesga la nueva chica Cris Morena. Chica Cris, lindo tema para arrancar: el auto y el reportaje.

–¿Tomó consciencia de que le regalaron un billete ganador?
–Claro. Ser chica Cris Morena te anticipa formar parte de un producto cuidado, con maravillosos libretos, de calidad, un notable despliegue de marketing, cien por ciento cinco estrellas. Siento que, convocándome, Cris me regaló un billete de lotería ganador. No termino de asombrarme. Sólo falta que salga, y dependerá de nosotros, los actores. La mesa está servida, y según los capítulos y las promos que ya chusmeé, me parece que el billete va a salir. Yo me vengo matando para cubrir las expectativas.

–Un beneficio “cinco estrellas” debe exigir una responsabilidad equivalente. Conociendo el target de los programas de Cris Morena, seguro que le exigirán que use más ropa en las producciones y que dé menos notas…
–Admito que cambió la modalidad. A Cris la rodea mucho personal, cada cual comprometido en su área. Antes yo me encargaba solita hasta de los mínimos detalles. Ahora sólo debo prepararme y actuar. Por un lado es genial, por otro, limitante. Hay cuestiones que se te cortan, pero sólo parece. Cuidándote, crecen otras. Como un árbol que podás: luego crece con mayor fuerza.

–Mire que como chica hot venía pisando fuerte: formar parte del top five entre las mujeres favoritas de los argentinos, no parece poco. ¿Se siente preparada para virar el recorrido?
–Me defino como artista. Prefiero ampliar la visión. La sensualidad seguirá brotando, incluso porque el programa lo requiere, pero se transformó: la bajamos, la modificamos a un aspecto algo inocente. Sigo siendo la misma Emilia, una mujer de belleza natural que a veces juega a ser sexy y ahora, también, a ser cándida. Ocurre que los objetivos van cambiando con los proyectos. En este momento el mío no es únicamente mostrarme linda.

–¿En Casi ángeles va a mostrarse con una máscara?
–De por sí, yo soy una mujer coqueta (señala esto mientras pide por teléfono que le preparen un caldo calentito y un zapallito relleno y le separen una botellita de agua). Sin embargo, mi objetivo inmediato es transmitir energía, una fuerza, que el público me observe y lo invadan las ganas de salir a bailar. Eso es Cielo Mágico, mi personaje, mi huérfana adoptada por unos viejitos dueños de un circo. Me parezco a Cielo: las dos somos chispitas, alegres, pícaras, dulces, adoramos la danza, la acrobacia… ¡Esto hace meses que lo practico, y no uso dobles! Y también somos iguales en lo impulsivas, traviesas, profundas, en la sensibilidad, que nos permite percibir cosas del mundo que deseamos transformar, relacionadas con la paz, el trato humano, la justicia, el compromiso... Me encantaría votar en octubre y entusiasmarme por votar. Lamentablemente no sabría por quién.

–Reveló su costado angelical. ¿Y en qué se siente una diablita?
–En la terquedad al intentar conseguir equis meta. Me enferma, me obsesiona y… ¡ahhhhhhhh! (grita). No me considero vengativa, competitiva ni envidiosa. Jamás pegué codazos en un desfile. Me rayo cuando se pretende crecer pisando cabezas. No obstante, sé bajar un cambio y criticarme. Y soy muy espontánea... A veces me mando alguna susaneada. Sí, me salen frases de la boca antes de que me pasen por la mente (saluda al empleado que expide los tickets en el peaje de la autopista 25 de Mayo). Otro flanco que me parece fuerte es mi carácter. Cuando exploto, exploto... Cuando te canto lo que me pasa, te hiero. Si bien en la tira voy a cantar más que lo que me pasa.

–Perdón… ¿Usted no cantaba sólo bajo la ducha, como nos comentó en una ocasión?
–Bajo la ducha, en casa, canto. Y en Casi ángeles canto.

–Quién pudiera verla cantar…
–Ahora van a poder.

–…bajo la ducha, decía.
–Calláte. Ya tenemos un disco listo y unos clips. Canto como diez temas. Quizá en un futuro álbum aparezcan letras mías.

–Seis meses atrás uno podía imaginar que tomaría el camino de Madonna. Hoy, cualquier premonición apuntaría a una gira por el planeta interpretando ritmos pegadizos onda “Co-co-co, corazones contentos/ Co-co-co, corazones al viento/co-co-co, corazones sin miedo…”, como la Floricienta Florencia Bertotti. ¿Es consciente del cambio?
–¡Ojalá! ¡Qué lindo! Aunque la comedia apunta a adolescentes. Tiene instantes guarros, instantes entretenidos e instantes intensos. En cuanto a Madonna, reconozco que me atrapa su versatilidad. Me siento identificada en lo transgresora, en el apostar desde diferentes flancos. De cruzármela, tampoco me quedaría sin aire por los nervios. Creo en la igualdad. Yo hablaría de la misma manera con el presidente Kirchner que con el barrendero de la esquina.

–Sencilla y directa. Explíquenos, entonces, qué le vio al Turco Naim Sibara, al ex muchachito de ShowMatch, actual hombre orquesta en La revista de Sofovich. Se lo preguntan, resentidos, millones de compatriotas, desde el Atlántico hasta los Andes y desde La Quiaca hasta Ushuaia.
–Consultáselo a él. ¿Por qué no le hacen una nota? (enfatiza extendiendo sus pies descalzos número 40 sobre la guantera y girando la perilla del aire acondicionado) ¡Qué talento! ¡Qué potencia! Objetivamente, eh. Escribe, dirige, tiene su banda, es actor dramático, cómico, compone. Un tipo preparadísimo, culto. Maneja bárbaro motos y autos. Una persona increíble, a quien amo y admiro.

–Una persona que le lleva una vida de ventaja: 40 a 19 pirulos, ¿verdad?
–Cierto. Pero descreo de las edades. Y lo digo ahora, que estoy apenas por las dos décadas (cumple los veinte el 20 de marzo), no cuando llegue la hora de sacarme años. Me divierto con las experiencias que él me cuenta, y no me siento disminuida, porque yo tengo las mías. Me da gracia lo que se piensa: que por su edad y la mía, me enseña, me lleva de la manito, es mi maestrito ciruela. Nuestra pareja es muy pareja. Cuando los dos gozan de una personalidad formada, el rompecabezas coincide perfecto. Espiritualmente nos identificamos a la par. Perseguimos causas parecidas. Cuando yo te digo causas, ¿vos me comprendés? El además me roba carcajadas. No sabés lo que es. Me hace llorar.

–¿Llorar?
–Con sus chistes y gracias. Los dos somos enérgicos y filosóficos. Nos peleamos poco. Naim es tranqui… hasta que se raya. Va de cero a cien. Cero, cero, cero, cien. Al final estoy hablando demasiado.

–Evóquenos que manifestó su padre, ex militar, al enterarse de la identidad y la edad del futuro yerno? ¿Se enojó o lo invitó a jugar a las cartas?
–Lo supo desde el principio. Mis padres aceptan mis decisiones. Saben que todos somos hijos de la vida y que tenemos que elegir la manera de vivirla.

–¿Cómo piensa vivirla usted? ¿Casada, rodeada de hijos?
–Todavía no sueño con el casamiento. Los chicos ya nacerán. De adoptar no me iría a Vietnam a buscar uno, como Angelina Jolie. Buscaría acá, en mi país.

–¿Y no fantaséa con la convivencia, entonces?
–Dejo fluir. No soy de proyectar. Ahora opto por vivir sola. Los tiempos de soledad son piolas para reflexionar, para crear, para descansar. En realidad necesitaría 36 horas diarias, no 24. Quisiera estudiar teatro, danza, guitarra, composición, inglés, leer, escribir, viajar. Prefiero encarar disciplinas que ir al gimnasio. Me aburre.

–¿Harían falta dos Emilias para cumplir tantos objetivos?
–Gloriosa idea. Que se dividan a la mañana y se encuentren a la noche.

–¿Soportarían la jornada completa juntas?
–Apuesto a que se bancarían. Aprendí a reírme de mí. Si no me riera de lo que soy, me odiaría, y me gritaría: “¡Hiperkinética!” o “¡Movéte!”, “¡No seas tan inocente!” o “¡Sé inocente!”. ¡Qué sé yo! (divisa la barrera blanca y roja de la entrada a los Estudios Pampa, de Martínez, y acelera la respuesta). Me considero una contradicción con patas. Y me encanta. 

"A la hora del amor, a los chicos de mi edad ni los tomo en cuenta"

Tiene 17 años y una belleza que rompe el molde: castaña oscura, de piel blanquísima, ojos celestes y curvas superpoderosas. Empezó a los 13 como modelo publicitaria y ella misma se financió el colegio privado y las clases de baile y canto. En el Este, es una de las chicas del verano. Confiesa que nunca estuvo enamorada, pero que tiene ganas de encontrar un hombre maduro.




Adonde va, los hombres la siguen con su mirada. Causa sensación en las playas del Este esta chica de piel blanquísima y grandes ojos celestes. Tiene, además, rasgos delicados y unas curvas impresionantes. Cada centímetro de Emilia Attias (17) promete convertirla en una de las chicas del verano. Su ficha en GN Models deja leer que nació en el barrio de Belgrano el 20 de marzo de 1987, que su altura es de 1,70 metro y sus contornos, 92-60-92. Cuando terminó el secundario en el Colegio Porteño, se fue de viaje de egresados a Bariloche y tuvo su fiesta de fin de curso como cualquier chica.

Pero la historia de Emilia no es una más. A los 13, la descubrieron en la calle y le ofrecieron hacer sus primeras fotos como modelo. Desde entonces no paró de trabajar y con lo que ganó en los comerciales pudo financiarse sus estudios, sus salidas y sus clases de canto y baile. Por ahora, vive con su mamá Poupée (separada de Carlos Attias, militar retirado) y sus cuatro hermanos (Gonzalo, de 16, las mellizas Bárbara y Agustina, de 20, y Luciana, de 25). Pero muy pronto espera alcanzar la independencia total. Como a los 15, cuando viajó a probar suerte a Londres. "En la agencia Storm me armaron una agenda de nueve castings por día para que me conocieran los fotógrafos y clientes más importantes." En la Argentina, hizo avisos para marcas como Beldent y Rexona, y el año pasado tuvo una pequeña participación en Los Roldán. En la fiesta de GENTE en el Conrad desfiló junto a una leyenda, Carlos Perciavalle, y remató la pasada con un audaz beso. Como si fuera poco, se ganó un lugar en la última tapa. "Siento que el 2005 va a ser mi año", dice, confiada.

-¿A qué modelo top te gustaría parecerte?
-La verdad, a ninguna. Todas las de mi edad sufren la presión de tener que parecerse a otra. Yo quiero ser libre y encontrar mi propio estilo. No quiero ser ni la típica Barbie ni la morocha latina. En diez años, sueño con que las chicas que recién empiezan digan: "Quiero ser como Emilia Attias".

-¿Son fuertes las presiones para estar flaca y perfecta todo el tiempo?
-En mi caso, la gente que me rodea trata de contenerme. Me enseñan a cuidar mi cuerpo, a comer bien, sin saltearme una comida.

-Hoy por hoy hasta las muy jóvenes pasan por el quirófano. ¿Te hiciste alguna cirugía estética?
-No. Mis lolas son naturales, crecieron de repente cuando tenía quince años. Yo estoy en contra de las cirugías, nunca me haría una. No cambiaría nada de mi genética.

-¿Tenés novio?
-No. Imagino el amor como algo increíble, pero aún no me llegó.

-¿Nunca te enamoraste?
-Ni siquiera tuve un amor de verano. Pero no desespero, sé que es algo que pronto va a llegar.

-¿Qué pasa con los hombres?
-Me gustaría enamorarme de un hombre maduro. A la hora del amor, a los chicos de mi edad ni los tomo en cuenta. Tienen otra cabeza. 

"Soy una chica muy abierta y liberal, pero no me tiento fácilmente"

Fue el mejor cuerpo del último verano. Y hoy es la abanderada de esta selección de curvas en la nieve. Tiene 18 años y medidas contundentes: 95-60-93. Sin embargo, jura que nunca tuvo novio. Brilla en televisión desde la pantalla de No hay 2 sin 3 y Ayer te vi. Con una incipiente fama a cuestas, dispara: "Hoy me ofrecen todas las drogas que quiera probar, toda la ropa que pueda vestir y todos los tipos con los que me quiera acostar. Pero no por eso voy a experimentar todo lo que la vida me convida".




Emilia Attias aún se reconoce soltera. Su confesión evoca el título de un tango de 1930, con letra de Enrique Cadícamo. "Nunca tuve novio", dispara Emilia en un suspiro.

-¿Ni siquiera un amor adolescente?
-Nunca llevé a un chico a casa y lo presenté como mi novio. Soy muy exigente con mis sentimientos.

-¿Podemos hacer un llamado a la solidaridad desde estas líneas?
-(Ríe) El amor no se busca. Tiene que llegar solo y a su debido tiempo. Podés salir con un montón de chicos, pero la relación tiene que crecer más allá de la pasión. Las relaciones frías y pasajeras no me van.

-¿Tampoco nada de relaciones "touch & go"?
-Cero. A través de mi trabajo llegué a un lugar adonde me ofrecen todas las drogas que quiera probar, toda la ropa que pueda vestir y todos los tipos con los que me quiera acostar. Pero no por eso voy a experimentar todo lo que la vida me ofrece.

-¿Le resulta difícil no caer en la tentación?
-Tengo mi propio criterio para elegir qué quiero curiosear. Soy una chica muy abierta y liberal, pero no me tiento fácilm ente. Y con los hombres soy igual. Pero si me enamoro, voy a fondo: por amor me puedo jugar la vida.

-Intuyo que se ha enamorado alguna vez y no fue correspondida...
-¡Las mujeres lindas también sufrimos por amor! (Ríe). Pero no es tan triste, de todo se aprende.

La fama no es cuento. Emilia Attias explotó en enero. Desde que GENTE la consagró como "el mejor cuerpo del verano", su vida cambió de forma radical. Se convirtió en top de García Navarro Models, se incorporó al elenco de No hay 2 sin 3 y además conduce Ayer te vi junto a Waldo, por la pantalla de Canal 9.

-¿Desde que se volvió conocida volvieron a llamar a su celular muchos candidatos?
-¡Puf! Yo les meto el perro: "Estoy de novia", les digo. Sé que algunos chicos que antes no me dieron bola hoy me ven en las revistas y se quieren matar.

-¿Por qué cree que regresan?
-Porque a muchos les resultan atractivas las luces de la fama. Y te lo ad osan como si fuese tu propia aura.

-¿Y el resto de los hombres aún se le anima?
-Hay tipos a los que la fama los inhibe y otros que se acercan para la foto. De estos últimos hay que cuidarse. No me gusta, me parece un pensamiento chato. ¡Yo soy una chica normal!

-¿Resultó tan fascinante el mundo de la fama?
-Tiene sus ventajas: se te abren puertas, muchos te ven como un ser especial, la gente te da su reconocimiento… Pero también tiene sus contras.

-¿Algún romance inventado, por ejemplo?
-¡Con José Meolans! No pasó nada: nos presentaron, fuimos a tomar algo y nunca más lo volví a ver. Hoy tengo que aprender a convivir con los rumores. Yo trato de relajarme.

-¿Qué cambió en su vida desde el verano?
-En mi personalidad, nada. Mantengo los pies sobre la tierra. En mi vida diaria influyó en detalles: ya no pago más la peluquería, en los boliches tampoco me cobran… A veces me resulta incómodo cuando regalan tanto, porque muchos no lo hacen de forma sincera, sino que esperan una devolución.

ASTROS Y ESTRELLAS. Emilia tiene fascinación por la astrología. "Me encanta, soy muy espiritual. Ahora estoy aprendiendo a hacer carta

Emilia Attías

 

“Competir con Nicole como vedette no me hace temblar”

A los 18 años es la elegida de MiguelAngel Cherutti para enfrentar a Nicole Neumann –la apuesta de Nito Artaza– en el teatro de revistas del verano marplatense. Dice que nunca se haría una cirugía y que las que se someten al bisturí lo hacen por inseguridad o por un falso perfeccionismo. Admira a Moria, pero espera que su paso por la revista sea transitorio, ya que su anhelo es ser actriz. Y afirma: “Me encantan los desafíos”.




Emilia corta la respiración. Observarla mientras posa durante la producción fotográfica es más una obligación que un privilegio. Luce un diminuto bikini negro que estiliza su metro setenta de estatura y sus contundentes medidas: 95-60-92, “sin ninguna cirugía”, aclara esta morocha que a los 18 años se convertirá en vedette durante el próximo verano.

Gracias a la oferta de Miguel Angel Cherutti, irá a Mar del Plata para encabezar su revista. Su curriculum dice que empezó como modelo a los trece con una publicidad de Levi’s y no paró más. Fue parte del elenco de No hay 2 sin 3, y conduce Ayer te vi junto a Waldo Navia, por la pantalla de Canal 9. Pero para la chica de la agencia García Navarro Models el desafío son ahora las plumas. Deberá competir nada menos que con Nicole Neumann, la elegida por Nito Artaza para su revista. Y Emilia Attias, gustosa y combativa, acepta el duelo.

–¿Qué armas va a utilizar?
–¿Armas? ¿Para qué?

–Para la guerra de vedettes que se viene en el verano entre usted y Nicole.
–¡Ay, no! Yo confío mucho en que Nicole va a hacer muy bien lo suyo. Principalmente porque tiene mucha seguridad. Y eso arriba del escenario es importante. Además, ella dijo que se había preparado, que está estudiando baile desde hace un año y medio. Es muy profesional, comprometida con lo que hace. Si dijo que sí a ser vedette es por algo.

–¿No la está elogiando demasiado? ¿Le tiene temor?
–Para nada. No me estoy subestimando, sino que soy una chica poco competitiva y envidiosa. Pero, cuidado: como vedette no tengo nada que envidiarle a Nicole. Yo estoy muy segura de mis cualidades. A Nicole le va a ir bárbaro, la va a romper arriba del escenario, pero ella a mí no me va a hacer temblar.

–Hay quienes dicen que las modelos devenidas en vedettes suelen hacer el ridículo…
–No pienso así. Nicole va a hacer lo suyo muy bien, y yo no voy a estar en desventaja. Desde ya te aclaro que no me pienso pelear con nadie, sencillamente porque nunca me fijo en lo que está haciendo la otra. No me gusta la soberbia, porque lo que genera es rechazo y mala onda. Además, a Nicole la admiro. Como modelo me parece una diosa, la veo muy segura y dudo que se largue a hacer algo si no está capacitada.

–¿Usted sueña con ser como Moria Casán, por ejemplo?
–No, la admiro mucho a Moria, pero no es mi objetivo perpetuarme como vedette. Soy chica, y estoy tratando de encontrarme como artista. Por eso pruebo con esto, me encantan los desafíos, no les tengo miedo. Tampoco me preocupa que me encasillen. Porque si me sigo formando y progresando van a aparecer más propuestas.

–¿Es consciente de que con tan sólo 18 años está frente a una gran oportunidad?
–A veces no me doy cuenta... Lo vivo como un trabajo. Sé que soy una privilegiada y agradezco mucho eso. Por eso, cada trabajo me lo tomo con mucha responsabilidad.

–¿Es buena bailando? Porque algunas vedettes son algo pataduras…
–Modestamente, soy buena. Desde chiquita que bailo. Además, hay chicas que si bien no tienen técnica, porque nunca estudiaron, sí tienen swing y sensualidad a flor de piel. Dos cualidades que hacen destacar a una bailarina.

–¿Es cierto que no se hizo cirugías?
–Nunca. Hay chicas que a mi edad ya apelaron al bisturí, pero a mí no me va eso. Muchos me preguntan si me puse colágeno y siliconas, pero te aseguro que mis lolas y mis labios son naturales.

–Luciana Salazar, Jéssica Cirio, Silvina Luna y Pamela David, por ejemplo, no dudaron en agrandarse las lolas para lucir más pulposas. ¿Considera que eso es competencia desleal?
–Cada una tendrá sus razones. Algunas lo harán por inseguridad, otras por un falso perfeccionismo, otras por coquetas… No lo veo mal. Si se sienten bien, me parece perfecto. Yo me miro al espejo y estoy muy contenta con lo que veo.

–Y no sólo las lolas, también apelaron al colágeno para aumentar el tamaño de sus bocas.
–Ah, no es mi caso. Yo no tuve que gastar ni un peso. Esta boquita me la dio Dios.

–¿Y qué piensa al ver esas lolas que parecen a punto de explotar por las siliconas?
–No me agrada. A veces estos agregados condicionan, y hacen que ciertas mujeres, si no recurren a ellos, se sientan inseguras. Me gusta ser más rigurosa con la formación artística, porque sin eso no sos nada.

–¿Es capaz de cualquier cosa para alcanzar un objetivo?
–No, tengo mucho criterio…

–Por allí leí que varias veces le han ofrecido drogas y también dinero para una noche de sexo con usted…
–Es verdad, me han ofrecido de todo. Soy muy abierta de cabeza, pero una cosa es ser libre y moverse por la vida sin prejuicios, y otra es hacer algo que uno no quiere. Yo tengo mis valores y los respeto. A veces te ven una mujer avasallante, que va al frente, y creen que sos rápida y fácil. Si piensan así, conmigo se equivocan.

–¿Entonces usted no es una come-hombres?
–No, cero. No me gustan las relaciones frías y pasajeras. Soy idealista, me encanta el amor. En mi vida todo debe estar ligado a la pasión… El dinero, la casa y el auto me los gano yo. Por eso, no necesito de un señor que me mantenga. Ahora no tengo novio, pero puedo hacer cualquier locura por amor. 

La rubia y la morocha

 

“Aunque somos bien distintas, a las dos nos gusta romper el molde”

Se llaman Carolina Oltra (20) y Emilia Attias (18) y se consagraron durante 2005 por su trabajo y por su actitud ante la vida y la carrera. Auténticas, fieles consigo mismas y en cierta manera transgresoras, GENTE las reunió para hablar de amor, hombres e intimidad. Imperdible mano a mano con las dos modelos del año. Dos modelos que, paradójicamente, le escapan a las modas.




Cuando era chica. protagonicé en el colegio ´La Bella y la Bestia´ –recuerda Carolina Oltra–. Claro, como era rubia, ligué el protagónico –explica uno de los motivos. El otro, por qué le tocó personificar justo a la “Bella”, resulta innecesario aclararlo.

Yo, de piba interpreté en la escuela a Remedios de Escalada, la esposa de San Martín –memora Emilia Attias–. Lógico, morocha, de carita blanca, siempre me elegían para papeles similares –refuerza el dato. Y, en verdad, uno termina imaginándosela como una dama antigua.

–Modestamente, a mí me tocó encarnar al Pulgón Atómico, aquel que tocaba la pandereta e interpretaba Jaimito Cohen en Calabromas. Pero dejemos de divagar; acá importan ustedes y sus historias.

–¡¿Pulgón Atómico?! –exclaman incrédulas.

–Igual, lo que vale es el talento que hayas mostrado –transmite piedad Oltra.
–Y haber causado envidia en los muchachos del barrio, por animarte y subirte a un escenario –redobla la apuesta Emilia.

–Bueno, en cuanto a lo del talento, ni siquiera abundó: me dediqué al periodismo. Y respecto a los muchachos del barrio, les aseguro que la envidia la van a sentir ahora, un cuarto de siglo después, cuando vean que logré sentarme a tomar algo con la rubia y la morocha del año.
–¿Somos la rubia y la morocha del año? –dudan.

–¿Cuántas tapas de revista tuvieron en la temporada? ¿Cuántas propuestas laborales les llegaron? ¿Cuántos aviones tomaron por trabajo? ¿Cuántos puntos de rating sumaban en No hay dos sin tres? ¿Cuántas chicas copian su vestir, sus poses, sus actitudes?… ¿A ustedes qué les parece?
Ambas:
Mmmmm. Genial, somos la rubia y la morocha del año (risas).

 

En este rincón, la rubia de 2005: Carolina Oltra. Porteña del 8/2/1985. Acuariana. Hija de Silvio (automovilista, fallecido el 15 de marzo de 1995, junto a Carlitos Menem, tras un accidente de helicóptero) y Elena (50). Hermana de Sofía (12). Sus números: 90-62-92 de sinuosidades, 1.70, 54.5 kilos, 39 de calzado. Ojos pardos. Agencia: Leandro Rud. Futuro laboral: La conducción de un ciclo de fierros que arrancará en marzo por Canal 9. Club de fútbol: San Lorenzo. Perfume: Romance. Vicio: El cigarrillo. Autodefinición: “Sensible, tradicional y divertida. Vaga y demasiaaaaaaado inocente”. En aquel rincón, la morocha de 2005: María Emilia Attias. Capitalina del 20/3/1987. Pisciana. Hija de Carlos (55, militar retirado) y Poupee (45). Hermana de Gonzalo (17), las mellizas Bárbara y Agustina (21) y Luciana (26). Cifras: 95-60-93 de rotondas, 1.70, 56 kilos, 40 de calzado. Ojos verdes. Agencia: García Navarro Models. Futuro laboral: La presentación en el teatro Neptuno, de Mar del Plata con Inolvidable, una historia de humor. Equipo de fútbol: Racing Club. Perfume: Be Delicious. Vicio: Los dulces. Autodefinición: “Impuntual y, si pierdo mi gran paciencia, muy hiriente. Contenedora, versátil y aventurera”.

–Listo, muchachitas… Campana inicial de la pelea del año entre la Rubia del Año y la Morocha del Año. Oltra versus Attias, Attias versus Oltra. Pueden empezar a golpearse.
Emilia:
¿Perdón?
Carolina: ¡Si nos llevamos bárbaro!
E: Coincidimos en un montón de cosas.

–¿El color de pelo, por ejemplo? Vamos. Dos mujeres lindas no pueden llevarse bien…
C:
De verdad. Además de compartir el programa, compartimos incluso campañas de ropa.

–Una golondrina no anticipa el verano.
E:
A las dos nos encantan las pilchas, los accesorios, las carteras. Y odiamos una parte de nuestro cuerpo. Yo, mis rodillas.
C: Yo, mis dedos onda ET de los pies. También coincidimos en que adoramos leer, escribir, ver cine, prender poco la tele. En que admiramos a un par de rubias, Susana Giménez y Madonna, y a un par de morochas, Angelina Jolie y Betty Boop, y en que dormimos con remera o musculosa y bombacha (risas).

–Poco dato para apuntalar aquello de que coinciden en un montón de cosas.
E:
No nos atraen los rubios.

–Tibio, tibio.
C:
Dimos nuestro primer beso a los 13.

–¡Eh!
E:
Okay. Agarráte: las dos debutamos a los 16.

 

–Tocado. ¡¿Entonces su única diferencia realmente es el color del pelo?!
C:
Ahí sí. Y una segunda: que cuando los hombres entran a un lugar, las primeras que llamamos su atención somos las rubias.
E: …Hasta que descubren a las morochas. La rubia es la tentación que los tipos no pueden resistir, y la morocha es el clásico que los tipos nunca pueden dejar. Una vez me teñí de rubia para un trabajo y sentí eso. Lo repetiré.
C: Es interesante lo que apuntás. Ambas tenemos lo nuestro. Alguna vez me voy a convertir en morocha, para probar. Claro que un ratito nomás. Mi personalidad, te juro, no lo admitiría más que un ratito.

–Hablan de la personalidad, y la nueva tendencia, la onda bi bi, propone hacer la suya, calzarse zapatillas de distinto color, bikinis combinadas, etcétera. ¿Ustedes comulgan con ella? ¿Se animan a todo?
E:
Yo me animo a esquivar los cánones tradicionales. Seguro. No voy atrás de la moda ni aparezco en un desfile a menos que deba laburar. Voy atrás de mí. Salgo a la calle con un pañuelo raro en la cabeza o disfrazada de lo que se me ocurra. Combino a mi piacere. La opinión externa no cuenta. Ahí noto que hago la mía.
C: A mí tampoco me importa el qué dirán. En ese sentido, me considero autista. Luzco sexy, hot en producciones, pero jamás acepté un desnudo frontal. No hay plata que lo pague. Queda para mi vida privada. Me da asco descubrir a chicas con 200 de lolas y cola y pómulos moldeados en un quirófano. Apuesto a la onda natural y a mis principios, quizá pasados de moda. No dejaría que un novio durmiera conmigo en mi casa familiar.
E: Idem yo. ¡Existen tantos lados más divertidos! (risas).

–Quienes disfrutan de las fotos de alrededor, de ninguna manera les van a creer que son un par de Susanitas. ¿Lo saben?
C:
Sí. Soy una Susanita criada a la vieja usanza. Jamás conviví con ninguno de mis tres, cuatro novios.

–Perdón… ¿Se olvidó del pobre Freddy Villarreal, su actual?
C:
Stop. Estoy feliz. Te toca a vos, Emi.
E: En mi caso, a pesar de que pueda darle algún piquito a mis amigas, lo considero un juego. Enamorada, me reconozco alguien híper-fiel. Sucede que sólo me enamoré dos veces.
C: Al margen de tus confesiones, lo que no me va son esos señores que se autodenominan neo-maricas. No. O sos marica o no. Mi mejor amigo es gay, no “neo-gay”. Tampoco me cierran los metrosexuales, que pasan horas mirándose al espejo y usan variedad de cremas. Los prefiero lejos.

–Cerca, en la intimidad, defínanse mediante una palabra.
C:
Pudorosa.
E: Pasional.

–Cabello al margen, ya no parecen tan parecidas como al principio.
C:
No. Es verdad… AA excepción de una certeza irrebatible.
E: Aunque somos bien distintas desde afuera, por dentro nos gusta romper el molde

Emilia Attias

 

“Por ahora, sólo por ahora, no me animo a un desnudo”

Con tan sólo 18 años, es la revelación del verano. Cada noche brilla sobre el escenario de Inolvidable, la revista de Miguel Angel Cherutti y Reina Reech. Sus exquisitos (“y naturales”, aclara) 95-60-93 la convirtieron en una de las argentinas más deseadas. Sin embargo, nunca tuvo novio. Aunque reconoce que tampoco está completamente sola: “Las mujeres siempre tenemos alguna historia por ahí”, dispara.




Miguel Angel Cherutti tiene un ojo experto en el arte de descubrir nuevos talentos. En sus años junto a Nito Artaza vistió con plumas a las más importantes celebrities de la Argentina. Cuando comenzó a armar su espectáculo Inolvidable descubrió a Emilia Attias en la pantalla de No hay 2 sin 3. Hoy jura que luego de verla en televisión soñó con ella. “Fue una revelación”, insiste. Llamó a su celular y tropezó con un contestador automático. “Hola, soy Miguel Angel Cherutti. Te estoy buscando para proponerte un trabajo. Por favor, no pienses que te llamo por nada raro…”, le advirtió. Finalmente hicieron contacto. “Te van a llamar de otras compañías. Sólo te pido que escuches mi oferta antes de tomar alguna decisión”, le dijo. La reunión se concretó diez días después, en el hotel Four Seasons. Recuerda Miguel Angel: “Emilia llegó con su manager. Se mataba de risa por mi mensaje, por eso de ‘no pienses nada raro’… Aunque después me reconoció que no estaba muy errado, que su celular no paraba de recibir propuestas de todo tipo. Incluso indecentes, claro. Le pedí que trabajase en un musical que había preparado Reina Reech para ella y aceptó. A los tres días me llamó Reina y me dijo: ‘Miguel, creo que pegaste la revelación del verano. Esta chica tiene algo especial…’. Hoy, después de verla actuar y bailar ante el público, no me cabe la menor duda: Emilia es la revelación del verano en su género. Acá no estoy cuidando mi negocio, lo digo con sinceridad. Respeto mucho a Nicole Neumann, pero me parece que Emilia Attias le saca varios cuerpos de ventaja”.

En la primera semana de estrenos, los críticos también fueron seducidos por la cautivante presencia de Emilia. Pablo Gorlero, especialista de espectáculos de La Nación, escribió en letras de plomo: “La sorpresa del espectáculo es la jovencísima vedette debutante Emilia Attias. Además de tener una belleza increíble, posee un talento que le permite perfilarse como una gran promesa del género. No sólo baila muy bien, sino que tiene un brillo escénico único. Y además habla. Y bien. Y es graciosa”. Y Mirtha Legrand también le dedicó varios elogios luego de verla en escena.

Emilia, la malquerida. Nunca tuvo novio. El teniente coronel Carlos Attias sabe que hay algunos buitres dando vueltas alrededor de su hija menor, pero nunca recibió a un candidato en casa. En sus cortos y exquisitos 18 años, Emilia jamás pronunció la frase: “Papá, te presento a mi novio”.

–Perdón, ¿necesita que hagamos un llamado a la solidaridad masculina, Emilia?
–(Ríe) No, prefiero respetar los tiempos del amor. Yo estoy atenta a quien golpee mi puerta, pero no me desespero. Igual no estoy del todo sola: siempre hay alguna historia por ahí.

–Dicen que su historia tiene nombre y apellido: Andy Kusnetzoff…
–Puras fantasías. Lo conocí días atrás, cuando me hizo una entrevista en la radio. Pegamos buena onda y lo invité al teatro. Andy vino con amigos, alguien lo vio en la platea y llegó a una conclusión rápida: “Son novios”.

–O sea, ¿otro Meolans en su vida?
–Exactamente. El de José Meolans fue el primer romance que me inventaron. ¡Y nunca pasó nada! Ahora parece que todos me están buscando novio… Si nunca me vieron del brazo de un hombre es porque todavía no tuve una relación estable. Además, no me interesa tener fama por estar con uno u otro.

–Sin embargo, todos sabemos que tiene agendado un candidato. Y, presumimos, se trata de una celebrity. ¿Qué tiene que hacer el pobre hombre para ascender a la categoría de “novio”?
–No puedo decirlo en una entrevista… ¡Tampoco quiero meterle tanta presión!

 

–Sin embargo, todos sabemos que tiene agendado un candidato. Y, presumimos, se trata de una celebrity. ¿Qué tiene que hacer el pobre hombre para ascender a la categoría de “novio”?
–No puedo decirlo en una entrevista… ¡Tampoco quiero meterle tanta presión!

LA FAMA NO ES PURO CUENTO. Hasta hace un año, Emilia Attias era una modelo anónima. Al igual que el resto de los mortales, tenía dificultades para atravesar la puerta de la exclusiva disco Tequila. Pagaba maquillador y peluquero. Y estaba atenta a las liquidaciones de las grandes marcas. En el verano de 2005 alcanzó la tapa de GENTE. Se consagró como “la chica del verano” y su carrera tomó un ritmo arrollador. Desde entonces, se convirtió en una celebrity. En todos lados la reciben con alfombra roja (Tequila incluido, claro). Maquilladores y peluqueros le ofrecen sus servicios gratis. Y las boutiques le pagan para que luzca sus colecciones.

–Muchas “chicas del verano” jamás consiguieron trascender el mes de marzo, Emilia.
–Me fue bien siendo linda, aunque siempre proyecté mi carrera más allá de las pasarelas. Fui el boom del verano, pero sé que no se puede ser un fenómeno todo el tiempo. Sería estúpido creer que voy a vivir en la tapa de GENTE. Atrás mío vienen muchas chicas lindas pidiendo un lugar… Nunca quise ser sólo una chica de verano. Traté de aprovechar ese boom, con su oleada de prensa, para proyectarme en otros lados: la televisión, el teatro…

–¿La fama resultó lo que esperaba?
–Yo pensaba que era más vertiginoso. Un lugar de caos y confusión… Pero hoy disfruto de lo que estoy viviendo. De a poco me estoy acostumbrando a que la gente me reconozca en la calle y sepa de mi vida por lo que leyó en las revistas. Siento que el público es un espejo que refleja lo que transmito. Me gusta saber cómo me ven las mujeres… Me gusta ver lo que genero más allá de una foto, porque nadie es realmente como aparece en una tapa. Hay quienes dicen: “Esta chica es mucho más linda personalmente”. Y están también las que piensan: “Yo te hacía mucho más alta”. Me encanta ver la realidad. Pero las mujeres me tiran buena onda porque saben que no entro en competencias ni pretendo robarles el marido.

–¿Recuerda cuándo firmó su primer autógrafo?
–Cuando empecé No hay 2 sin 3, en la puerta del canal. Me dio mucha vergüenza, porque al lado mío pasaban artistas consagrados… No sabía qué poner. Y pensaba: “Este me pide un autógrafo pero no debe saber ni quién soy”. Así que debajo de la firma aclaraba: “Emilia Attias, la que hace de Bárbara en No hay 2 sin 3”.

–¿Ya adquirió vicios de diva?
–Cero. Me pasó de hacer una producción fotográfica que creí divina y cuando abrí la revista descubrí que sólo publicaron planos de tipo ginecológico. Después de pasar por ese tipo de experiencias te tomás atributos que otros consideran “divismo”, como pactar las poses antes de hacer una producción…

AL DESNUDO. Emilia todavía vive con su madre. Tiene 18 años y es la menor entre cuatro hermanas mujeres. Aunque tiene un hermano varón que aún padece su fama. “A Gonzalo le cuesta mucho verme en las revistas. Es muy cuida y siempre está atento a lo que hago. ¡Me hace escenas como un novio!”, confiesa.

–Debe comprender que los amigos de su sufrido hermano hoy se ratonean con usted, Emilia.
–¡Se quieren quedar todos a dormir en casa! (ríe) Yo trato de explicarle que éste es el trabajo que siempre soñé y, de a poco, todos estamos aprendiendo a convivir con esto de la fama. Además, nunca posé desnuda.

–A propósito, ¿alguna vez escribió su nombre en un buscador de Internet?
–Sí. ¡Y la mayoría de los contactos prometen fotos mías desnuda! Pero es todo verso: sólo aparecen algunas imágenes en bikini.

–¿En serio? ¿Jamás hizo un desnudo?
–Por ahora, sólo por ahora, no me animo. Sólo hice tomas sugerentes, pero nunca un desnudo frontal. Este año me llamaron de Playboy, pero me pareció muy fuerte… Acordáte que tengo 18 años… No tengo pudores con mi cuerpo, pero lo dejo para cuando sea más grande. Si me saco la ropa ahora, ¿qué me queda para mostrar mañana?



Attias y Luna

 

“Ser linda te obliga a pelearla más duro”

Vienen de competir en el teatro, pero niegan todo tipo de odios y rivalidades. Hoy interpretan a dos chicas audaces en Gladiadores de Pompeya, la comedia que las convirtió en “mujeres luchadoras, ambiciosas y conflictivas” para la pantalla del 9. En esta nota, intentan pelearla en la vida tan bien como en la ficción.




 




Quién es la mala?
Emilia Attias
: Cuál es la más mala, dirás…
Silvina Luna: ¡Vos sos terrible! Yo no.
Emilia: Si vos también tenés lo tuyo…
Silvina: En realidad, las dos somos medio perras, ambiciosas e interesadas.

Urge ya la aclaración: hablan de la villanía de Caro y Lucero, sus personajes en Gladiadores de Pompeya, la nueva comedia producida por Sebastián Ortega que protagonizan Andrea del Boca, Gabriel El Puma Goity y Marcelo De Bellis por Canal 9. Desde febrero, mes en que arrancaron con las grabaciones, Luna y Attias son compañeras de elenco. Hasta entonces competían sobre las tablas: Emilia con Inolvidable, el music hall de Miguel Angel Cherutti, y Silvina con El champán las pone mimosas, la comedia de Gerardo Sofovich. Nunca antes habían trabajado juntas. “Nos conocíamos de cruzarnos en los eventos, nada más”, cuenta Luna. “Del ‘hola’ y ‘chau’”, aclara Attias.

–Y en la vida, ¿qué tan malas son?
Emilia: Silvina es un sol, una mujer absolutamente transparente y sincera. Por ahí esa transparencia que tiene hace que absorba todo lo que sucede a su alrededor, lo bueno y lo malo, y como no lo sabe disimular se le nota enseguida y la hace parecer ciclotímica. Si hay mala energía, la chupa y se pone mal, cambia de humor al toque. A esta altura lo debería tratar de evitar.
Silvina: No le descubrí nada malo a Emilia todavía. Me acuerdo que la primera vez que la vi en la tapa de GENTE dije: “Esta chica es hermosa, es hermosa, es hermosa”. Y cuando la conocí lo confirmé: es divina. Tiene una cara, un cuerpo… En lo personal tiene una energía envidiable.

–Dos chicas como ustedes haciendo fotos juntas… ¿Alguna se siente insegura posando al lado de la otra?
Emilia
: No, al contrario. Recién la veía posar y pensaba: “Esta mina es un caño”.
Silvina: ¿Y vos? No, no hay competencia. Tampoco inseguridades. Creo que se debe a que tenemos un buen feeling. Quizás con otras chicas, sí, no haya buena onda, y eso me pone incómoda. Pero con Emilia no. Al contrario, sólo pienso en que la foto quede bien.

–¿Cuánto de belleza y cuánto de talento necesitaron para llegar hasta acá?
Silvina
: Para empezar en esta carrera, te piden cien de belleza y cero de talento. Si acompañás con alguna gracia, mucho mejor. ¿O no? No seamos hipócritas. Uno arranca porque físicamente tiene buen lomo y buena cara. Después sí, a la hora de permanecer juega el talento. Y el desarrollarlo o no depende sólo de vos.
Emilia: Tal cual. Ser linda te obliga a pelearla más duro. Todos los días tenés que rendir ese examen llamado talento. Yo tengo un tema con la belleza, y a veces me rebelo. No elegí esta profesión para trabajar de linda, pero aunque me rompa el lomo bailando o actuando, sé que muchos me llaman por la belleza física… Para mí que…
Silvina: (La interrumpe) Te digo una cosa, Emilia: a mí antes también me torturaba eso, pero me di cuenta de que no hay que luchar, sino aceptarlo. Yo renegaba cuando me llamaban para mostrar una imagen sexy, pero mientras no te dejes encasillar en eso, está bueno que lo explotes. Además, te están dando lugar en muchas partes para que puedas demostrar que sos mucho más que una cara bonita. Vos lo sabés, ahora demostrálo. Así es este juego.
Emilia: Noto que acá, si sos linda, no tenés nada para decir. Como la belleza vende, te llaman para eso y punto. Y tengo miedo de quedarme ahí, de ser una linda que dice ser actriz y vedette y conductora y no es nada. La fama te llega de golpe y no tenés ni tiempo de ponerte a armar tu carrera, de ver hacia dónde tenés que apuntar o qué sos…
Silvina: A mí ni me lo digas. Cada vez que viajo afuera y tengo que completar la ficha de Migraciones empiezo: “Actriz no. Suena muy soberbio. Vedette, ni en pedo. Modelo… ¿De qué? Mejor pongo empleada y chau…”
Emilia: (Risas) Me pasó. Tal cual. Yo pongo la cruz en “Otros” y no aclaro qué.

–¿Saben o no qué quieren para sus vidas?
Silvina
: Me gustaría seguir en el teatro con la comedia y me gustaría mucho conducir en tevé.
Emilia: Sería una excelente conductora, muy fresca. No es fácil que te quieran los chicos, los grandes, los hombres y las mujeres. Silvina tiene ese carisma. Y yo también.
Silvina: Lo único que tengo claro es que no volvería a hacer de vedette. Prefiero la comedia y no estar exponiendo tanto lo físico, el cuerpo.
Attias: Yo apunto al musical en teatro y a la interpretación dramática en el cine. Para soñar, sueño a lo grande.
–Hablemos de novios.
Silvina
: ¿Qué novios? Yo, al menos, no tengo.
Emilia: No, yo tampoco.

–¿No había una que era transparente y sincera?
Silvina
: (Riendo, se hace cargo) Pero no… Yo estuve tres años de novia y hace siete meses que estoy sola. Igual, estoy abierta. El amor llega.

–¿Sabías que dicen que salís con Fernando Gago? Para más datos: el volante de Boca, la gran promesa del fútbol argentino, de tan sólo 19 años…
Emilia
: ¡¿En serio?!
Silvina: ¿…En serio? (risas)

–Attias, para vos también hay: El Turco Naim, uno de tus compañeros de Gladiadores…, es tu candidato.
Emilia
: Lo que me está pasando a mí es muy nuevo y también muy fuerte. Hoy en día estoy en una etapa en que todavía estoy descubriendo qué quiero, a dónde voy…

–¿Eso significa un sí o un no?
Emilia
: (Carcajadas) Paso…

–¿Cuánto tardan en darse cuenta qué intenciones tiene el hombre que las encara?
Silvina
: Medio minuto.
Emilia: Un minuto y medio (risas). Bueno, parece que yo soy un poco más lenta…
Silvina: Odio que te manden el champancito de otra mesa. Me parece lo menos. Nada más lejos del amor eterno.
Emilia: Lo peor es cuando te dicen: “Yo no te vengo a hablar porque sos Emilia Attias…”. Esos quieren sexo para usarte de trofeo y nada más.
Silvina: Nunca salí con un tipo la primera noche. No me va ni ahí.
Emilia: Ni la primera noche, ni la cita a ciegas, ni las presentaciones. Para darle media chance a un tipo necesito conocerlo, admirarlo, saber quién es, qué hace, cómo piensa… No sé… Por ahí soy medio chapada a la antigua, pero tengo que estar metida para darle calce.
Silvina: Me pasa lo mismo. Y vos porque tenés 19. Yo que tengo 24 te digo: “Cuanto más grande sos, peor”. Los años te ponen pretenciosa y exquisita. Y a la hora de conseguir hombres eso es un problema…
Emilia: ¿Ahí es cuando te tildan de histérica?
Silvina: Justo

Silvina: A mí ni me lo digas. Cada vez que viajo afuera y tengo que completar la ficha de Migraciones empiezo: “Actriz no. Suena muy soberbio. Vedette, ni en pedo. Modelo… ¿De qué? Mejor pongo empleada y chau…”
Emilia: (Risas) Me pasó. Tal cual. Yo pongo la cruz en “Otros” y no aclaro qué.

–¿Saben o no qué quieren para sus vidas?
Silvina
: Me gustaría seguir en el teatro con la comedia y me gustaría mucho conducir en tevé.
Emilia: Sería una excelente conductora, muy fresca. No es fácil que te quieran los chicos, los grandes, los hombres y las mujeres. Silvina tiene ese carisma. Y yo también.
Silvina: Lo único que tengo claro es que no volvería a hacer de vedette. Prefiero la comedia y no estar exponiendo tanto lo físico, el cuerpo.
Attias: Yo apunto al musical en teatro y a la interpretación dramática en el cine. Para soñar, sueño a lo grande.
–Hablemos de novios.
Silvina
: ¿Qué novios? Yo, al menos, no tengo.
Emilia: No, yo tampoco.

–¿No había una que era transparente y sincera?
Silvina
: (Riendo, se hace cargo) Pero no… Yo estuve tres años de novia y hace siete meses que estoy sola. Igual, estoy abierta. El amor llega.

–¿Sabías que dicen que salís con Fernando Gago? Para más datos: el volante de Boca, la gran promesa del fútbol argentino, de tan sólo 19 años…
Emilia
: ¡¿En serio?!
Silvina: ¿…En serio? (risas)

–Attias, para vos también hay: El Turco Naim, uno de tus compañeros de Gladiadores…, es tu candidato.
Emilia
: Lo que me está pasando a mí es muy nuevo y también muy fuerte. Hoy en día estoy en una etapa en que todavía estoy descubriendo qué quiero, a dónde voy…

–¿Eso significa un sí o un no?
Emilia
: (Carcajadas) Paso…

–¿Cuánto tardan en darse cuenta qué intenciones tiene el hombre que las encara?
Silvina
: Medio minuto.
Emilia: Un minuto y medio (risas). Bueno, parece que yo soy un poco más lenta…
Silvina: Odio que te manden el champancito de otra mesa. Me parece lo menos. Nada más lejos del amor eterno.
Emilia: Lo peor es cuando te dicen: “Yo no te vengo a hablar porque sos Emilia Attias…”. Esos quieren sexo para usarte de trofeo y nada más.
Silvina: Nunca salí con un tipo la primera noche. No me va ni ahí.
Emilia: Ni la primera noche, ni la cita a ciegas, ni las presentaciones. Para darle media chance a un tipo necesito conocerlo, admirarlo, saber quién es, qué hace, cómo piensa… No sé… Por ahí soy medio chapada a la antigua, pero tengo que estar metida para darle calce.
Silvina: Me pasa lo mismo. Y vos porque tenés 19. Yo que tengo 24 te digo: “Cuanto más grande sos, peor”. Los años te ponen pretenciosa y exquisita. Y a la hora de conseguir hombres eso es un problema…
Emilia: ¿Ahí es cuando te tildan de histérica?
Silvina: Justo ahí…

 


Emilia Attias

 

“Una vez que me enciendo, es muy difícil apagar mi fuego interior”

Tiene 19 años y mide perfectos 95-60-92. Es la chica que despierta las fantasías en todos los argentinos. Sin embargo, hace dos meses que no tiene una cita. Jura que ya pasó más de un año desde su última “historia romántica”. Y dispara: “No me gustan los tipos que se regalan. El que me quiera poseer rápido, me apaga inmediatamente”.




E
milia pide una gaseosa light. Prende un cigarrillo y trata de explicar lo inexplicable: ¿por qué está sola? Desde hace dieciocho meses, cuando asomó a la fama como la chica del verano 2005 desde la tapa de GENTE, su nombre siempre aparece grabado entre las más deseadas del país. Sin embargo, rara vez fue fotografiada junto a un candidato. Antes de comenzar la entrevista, cabe destacar que tiene 19 años y mide 95-60-92. Cada noche viste plumas en la revista Inolvidable de Miguel Angel Cherutti, con marquesina en calle Corrientes.

Además, fue tentada para actuar en una película bajo las órdenes del consagrado director Luis Puenzo. Será la Virgen María o María Magdalena, aún no está definido. Y hoy proyecta una carrera a través de los años. “No quiero vivir de mi cuerpo. Quiero una carrera consistente, por eso estudio teatro, canto, inglés… Cuando deje de ser la chica del momento, pretendo tener herramientas para seguir trabajando en este mundo, que me encanta. Soy una mina linda, que acaba de salir, pero necesito expresar otras cosas”, asegura. Entonces sí, comienza la entrevista.

–Con tantos compromisos, ¿no relegó los intereses de su corazón?
–Cero. Soy una chica muy emocional. ¡Ojalá me enamore mañana! Pero hasta ahora no se dio… Estoy sola.

–¿Ya inventó una excusa para justificar su soledad?
–No encuentro un motivo específico. Pero me resulta difícil encontrar a un hombre que se banque mi trabajo, mi exposición, mis ganas de probar suerte en el exterior…

–Conozco mil candidatos capaces de soportar todo esto con tal de estar cerca suyo.
–¡Y yo todavía no conocí a ninguno! Muchos tipos se asustan cuando encuentran a una chica de 19 años que ya está realizada como profesional. Este es un país machista, los hombres no se bancan que su pareja se desarrolle profesional y económicamente mejor que ellos.

–¿Cuándo tuvo su última cita?
–Hace dos meses. No voy a dar nombres.

–¿En qué falló este último candidato?
–No se produjo el clic. Se trata de una conexión natural, hormonal, de piel… No sé cómo describirlo, pero es imprescindible para que una relación comience.

–¿Sucede a primera vista?
–Por lo general, sí. Nunca me gustaron las cosas forzadas. Antes de sentarme a tomar un café, tiene que producirse el clic. Pero el clic tampoco implica noviazgo: puede ser más profundo o más superficial.

–¿Cuándo fue la última vez que sintió ese clic?
–A principios de 2005. No se enteró nadie, porque entonces no tenía la misma exposición que ahora. No fue noviazgo, apenas un clic superficial. Duró unos meses.

–¿Y qué pasó con su vida sentimental después de la última cita?
–Nada. Después del verano, ya no tengo tiempo para nada. Tampoco tengo energía para ir a cenar afuera y ver qué pasa con los señores de la mesa de al lado… Pero perdé cuidado: cuando alguien me interese, me voy a hacer tiempo.

–Consejo para su próximo candidato: ¿qué es lo que no debe hacer en la primera cita?
–Aparentar. Los que produjeron un clic en mí actuaron siempre en forma natural. Mucho menos me interesan los que me quieren avasallar. Tampoco los que me llaman al celular y dicen: “Me pasó tu teléfono fulanito, el primo de tu compañero del primario… ¿Te puedo invitar a salir?”. ¡Los voleo (sic) en cinco segundos! Y, te aclaro, tampoco me gustan las presentaciones.

–Entonces resulta difícil comprender qué camino tiene que recorrer un hombre para acercarse a usted…
–Yo no soy de encarar a un chico y decirle: “Me gustás”. ¡Me muero de vergüenza! Pero no te preocupes que yo sé cómo hacer para que el candidato se fije en mí y entienda que me siento atraída por él.

–¿Se le hizo cuesta arriba seducir a un hombre?
–Nunca me costó levantarme un tipo. Hasta ahora, claro. Pero tampoco me gusta el hombre que se regala. El que me quiere poseer enseguida, me apaga inmediatamente. Y después están los que quieren salir a contarles a los amigos: “Estuve con Emilia Attias…”. ¡Qué pel…!

–¿Qué requisitos imprescindibles tiene que reunir quien pretenda seducirla?
–Priorizo que sean inteligentes, sensibles, con actitud y buen humor. Nunca me gustaron los chicos lindos. Prefiero a los morochones, de rasgos bien marcados. Viriles, algo reos… Pero es feo poner esto, porque los hombres que pasaron por mi vida se van a sentir feos (ríe).

–Imagino que descartamos a los chicos de su edad, recién recibidos de bachilleres…
–No tengo prejuicios con la edad ni me importa si tienen plata… Pero es difícil que alguien de mi edad entienda la vida que llevo. Me interesa la gente que haya vivido, que tenga experiencia. Aunque si están demasiado realizados, son súper profesionales y tienen hijos de un matrimonio anterior, los veo como un padre. Mmm… ¿Soy muy difícil?

–¿La han hecho sufrir por amor?
–¡Claro, como a todas! Pero fue cuando era más chica, a los 16 años, por un ex novio que no se bancó mi exposición y mi desarrollo profesional.

–Cuando el candidato la descubrió en tapa de GENTE , ¿no intentó volver?
–Quizá, pero no creo que lo intente, porque sabe cómo soy.

–¿Ya no comparte techo con sus padres?
–En marzo, cuando volví de Mar del Plata, me fui a vivir sola. Y descubrí mi faceta cocinera. Soy bastante buena… Yo soy muy tranquila, muy espiritual, y cuando vuelvo a casa me gusta encender mis velas para conectarme conmigo.

–Si los cálculos no me fallan, todavía ningún candidato pisó su departamento.
–Nadie, está “a estrenar”.

–Pero, concluyo, no pierde las esperanzas de que aparezca el hombre que encienda su pasión.
–Jamás. El fuego es el motor de mi vida. Mi trabajo o mi hombre me tienen que provocar pasión. Si no, no me mueve un pelo. Soy una persona intensa, liberada de todo prejuicio. Y una vez que me enciendo, es muy difícil apagar mi fuego interior. Pero jamás saldría, o me sentaría a tomar un café, con un hombre que no me despierte las ganas de comerle la boca…

–¿Por eso pidió una gaseosa?

“Los hombres saben que no soy una mujer inalcanzable”

Con 19 años brilla en Bailando por un sueño 2 donde, gracias al voto de los televidentes, acaba de convertirse en finalista tras eliminar a Moria Casán. Talentosa, aventurera, pícara, aquí cuenta que se independizó y que adoptó los principios religiosos de la Kabbalah, adelanta que piensa escribir y cantar, y afirma que lo suyo en el medio recién empieza: “Aunque me dicen que estoy en la cresta de la ola, siento que aún ni siquiera entré al mar”.




D
iooooos! –descubre a medio metro la foto–. ¡No lo puedo creer! –creer! –redondea su turbadora boca y sus no menos turbadores ojos verdes–. ¡Lo que eeeeeeeeeeera! –exclama, sosteniendo un cigarrillo rubio en su mano derecha y una botellita de agua en su mano izquierda–. Contáme, ¿de dónde la sacaste? –consulta despidiendo aroma a perfume Blue, de Ralph Lauren.

–Surgió a consecuencia de una ardua investigación: del álbum familiar de mi suegra Cecilia y mi cuñada Sol.
–¿Cecilia y Sol Ocampo?… Si aparecen… Eramos amigas en Córdoba … Mandáles abrazos… Qué pequeño es el mundo… Increíble.

Entonces María Emilia Attias (aclaración para los 38 millones de argentinos que vienen nombrándola en charlas hogareñas: se pronuncia “atías”), recibe un segundo disparador. Hablamos de la tapa de Espectáculos de Clarín, publicada por la mañana, donde luce a página entera. “No la había comprado”, susurra culposa el domingo a las ocho y cuatro de la noche en Editorial Atlántida, antes de tirar su Marlboro en un vasito de plástico, dejar su Evian sobre un escritorio, y tomar la vieja foto y el nuevo diario. “Pasó bastante agua bajo el puente, eh”, aprieta el acelerador y cuando ella aprieta el acelerador, resulta dificultoso frenarla. “¡Qué juventud! ¡Por favor! Papá (Carlos, hoy de 55 años, militar retirado), mamá (Poupeé, 45, dueña de una inmobiliaria), mis hermanos (Luciana, 27, Gonzalo, 18 y las mellizas Agustina y Bárbara, 21). ¡Cuántos cambios externos e internos! Lógico que hay una cosa que no cambió para nada en mí”, obliga a preguntar.

–Relátenos qué perduró en el tiempo.
–Mi sueño de convertirme en bailarina.

–¡Oh, casualidad! ¿Y lo considera ahora que, parafraseándola a usted, acaba de convertirse en finalista de Bailando por un sueño 2, superando a la mismísima Moria Casán?
–Vos consultá cualquier archivo y comprobarás que siempre lo deseé. Yo vivo bailando. Limpio a plumero mi departamento de Las Cañitas, bailando. Ordeno la casa bailando. Me ducho bailando.

–Linda imagen.
–Gracias. Please. Dejáme redondear. Sin embargo, a mi sueño de transformarme en bailarina se le vienen sumando otros relacionados al ámbito artístico. Escribir, cantar. Y te agrego que no me sorprende la fama que ahora me acompaña. Nací para esto. Siento que es natural que me suceda lo que me viene sucediendo. Nunca pensé en otro camino que trabajar para el público. Obvio que a medida que uno crece, necesita decisiones acertadas y buena suerte. Igual, aunque algunos me dicen que estoy en la cresta de la ola, yo siento que todavía ni siquiera entré al mar. Me queda un montón por estudiar y aprender.

–Enumérenos qué resoluciones y qué vicisitudes, entiende, han ido acompañando su incesante desarrollo.
–Punto uno: haberme esforzado, casting a casting, con 13 recién cumplidos, por obtener la campaña de Levi’s y el comercial de Mantecol que logré conseguir. Puntos dos, tres y cuatro: las tapas de GENTE durante los lanzamientos del verano y el invierno 2005, y el título de Revelación Artística 2006. Cinco: mi incorporación a No hay 2 sin 3, la última temporada, tras participar en unos bolos de Rebelde Way y Los Roldán. Seis: la conducción de Ayer te vi, junto a Alvaro Navia. Siete: el debut en la obra teatral marplatense Inolvidable (una historia de humor), encabezada por Miguel Angel Cherutti. Ocho: la grabación, en febrero, del videoclip Pingüinos en la cama, a la orden de Ricardo Arjona. Nueve: mi apuesta a la tira, en Gladiadores de Pompeya. Y diez: el desembarco en el concurso de Marcelo (Tinelli), por Canal 13. Diez pasos muy meditados. Un “no” mío no suele derivar en un “”.

–¿Mensaje para la raza de los machos, acaso?
–O mensaje en general.

–¿La llamaron de Playboy?
–Dos veces. Ahí existe un matiz. Me negué, lo que para nada invalida que en un futuro acepte. No tengo rollos con mi cuerpo. Los tuve de preadolescente, hasta los dieciséis... En mi época de modelo se me enfermó un poco el mate. Me obsesionaba el cuerpo. Que dietas, que ejercicios, que no faltar al gimnasio. Cierto día, de la nada, experimenté un click enorme. “Dejáte de joder con no comer, Emi –reflexioné–. Lo tuyo pasa por expresar. Necesitás energía”. Y cambié. De allí que, sé, ya llegará algún desnudo. Si por mi fuera, no usaría corpiño ni bombacha.

–¿Así circula por su departamento?
–Así adoro dormir. Por algo me independicé en marzo. Un placer, mi dos ambientes alquilado. Allí abundan los compactos, los DVDs, las carteras, las velas, los sombreros, los chocolates y mi tele y mi computadora, en general apagados. Además hay una guitarra, una botella de vino tinto, dos celulares (uno personal, uno laboral), y mi debilidad: el cuadro de la Kabbalah con 72 figuras. Cerrás los ojos, girás el dedo índice y arrancás tu jornada con el término en que te cae el dedo. “Felicidad”, “Lucha contra el ego”, etcétera. La Kabbalah, tan difundida por Madonna, es una filosofía originada en la religión judía. Conocí la Kabbalah gracias a mi amiga Reina Reech, y se lo agradezco. Me enseña a ser espiritual a partir del caos y a evolucionar a partir de las situaciones drásticas.

–Disculpe la frivolidad. Ocurre que si me abandona la descripción de cómo duerme, los pibes del barrio se me van a enojar…
–Seguro (resolpla). Me va acostarme desprovista de ropas. O con el boxer del otro.

–Epa. ¿Qué otro?
–El día que esté bien-bien con alguien, te vas a enterar… Vuelvo a la cuestión y te confieso que, amén de las preferencias, en el caso de mis lolas, como son naturales y abundantes, se me complica el tema sin sostén. De la misma manera que admito que me enloquece bañarme desnuda en el océano.

–¿Dónde suelen ir de vacaciones usted, su metro setenta, sus 56 kilos, su 95-60-92 y sus pies talla 40?
–Ja já. Ya compré mi ticket de avión, y no revelaré el destino.

–Tampoco se ataje. ¿Qué puede tener su cuerpo que no tenga el de una linda dama?
–Quizá un tatuaje en la cadera, al costado de donde termina mi pierna.

–Interesante. ¿Y qué clase de tatuaje?
–Fácil. Un rostro de perfil y una estrella arriba.

–¿Perdón? No entiendo.
–Observá –se levanta la pollera de costado–. ¿Lo ves? –ríe consciente de haber dejado al descubierto la tira de su tanga.

–¿Cómo seduce la chica del momento?
–Miradas, forma de caminar y seguridad. A pesar del miedo, siempre avanti. Excepto a la hora de la conquista. Espero concentrada.

–¿Su flamante cabello la ayuda o complica?
–Mitad y mitad. Ahora que me teñí, noto que las rubias llaman más la atención, pero las morochas gustan más. Igual, me quedan varios cartuchos por gastar: platinada, colorada, de cortó, estilo hippón, rockera, e incluso pelada. Prepárense.

–¿Especifíquenos qué diferencias encuentra entre aquella Attias semi- conocida que hace doce meses transitaba el país y la actual?
–Okay. Los muchachos me daban un trato algo zarpado y las muchachas, algo envidioso. En ambos casos, había muchas actitudes exacerbadas. La cosa cambió mágicamente. Noto respeto y complicidad. Tal vez descubrieron en mí una mina sincera, simple, cero conflictiva, comprometida con su vocación, y aguerrida. Me encanta la onda que pegué entre las nenas, novias, señoras y abuelitas.

–¿También pegó onda entre los nenes, novios, señores y abuelitos?
–Pegué gran onda.

–“Gran onda” no es la frase que les escuché a algunos tacheros en un bar de Retiro...
–(Carcajada) Los hombres saben que no soy una mujer inalcanzable. Ninguna mujer es inalcanzable. Mostrarnos malas, histéricas, tímidas, distantes, son herramientas femeninas para que ustedes se arrodillen a nuestros pies, y luego entregarnos nosotras a los suyos.

–Sin embargo, ante tanto ensayo y tanta exposición mediática, tampoco le debe quedar demasiado tiempo para caballeros. Ni a usted ni a su libido.
–Error. Pese a que acostumbro acostarme tipo 4 AM y a levantarme tipo 10 u 11 de la mañana, la profesión no me da mayor placer que el sexo. Yo nací para el amor. Y después del amor viene todo lo demás en mi vida. Te juro, mi corazón jamás deja de latir.

Emilia Attias

“Necesitaba parar un poco y relajarme”

Es la chica del año. En tan sólo doce meses se consagró en el teatro de revistas, de la mano de Miguel Angel Cherutti, y sedujo al país desde la pantalla de Bailando por un sueño. Mientras define su futuro laboral, la top de García Navarro Models se fue de vacaciones a Cuba con una amiga. “Viví un 2006 muy intenso: el cuerpo me pedía un descanso”, asegura.




L
os cubanos son lanzados. “Bastante acosadores”, define Emilia Attias (19). Es sabido: la pantalla seduce, multiplica encantos. Sin embargo, también anónima y libre de make up, la más firme candidata a convertirse en próxima diva de la Argentina encandila. Rubia o morocha, es igual. Tendida sobre la arena de Playa Paraíso resistió paciente las embestidas de los isleños. “¿Cómo explicarlo? Digamos que los cubanos son muy sociables”, insistirá luego.

Emilia Attias necesitaba un break. “Todo lo que viví en los últimos tiempos fue demasiado. El éxito de la obra Inolvidable en Mar del Plata y calle Corrientes, el fenómeno que se armó alrededor de Bailando por un sueño… El cuerpo me pedía parar un poco, relajarme. Hace cuatro años que no me tomaba vacaciones”, confiesa. Junto a su amiga Violeta, antigua compañera de secundario, eligió el destino: “Queríamos ir a un lugar con playa, arte e historia. Y lo primero que se nos vino a la mente fue Cuba. Además, me pareció muy interesante conocer cómo se vive en el país de Fidel Castro”, dice. Fueron veinte días, perfectamente repartidos entre la ciudad de La Habana y Playa Paraíso, en la isla Cayo Largo.

Memoria y balance: “Descubrí un lugar hermoso, lleno de arte. Fui a ver varios espectáculos musicales y conocí muchos museos. Me encanta la cultura de los cubanos. Hablé mucho con ellos, para conocer su manera de pensar. Y las playas son divinas, de arena blanca y finita. Volví con las pilas recargadas para encarar un nuevo año laboral que, parece, se viene con todo”, asegura Attias.

Hay cosas que Emilia no puede decir. Por el momento, tiene prohibido anticipar su futuro laboral. ¿Se queda en el teatro de revista con Miguel Angel Cherutti o pasa a las filas de Cris Morena? Un verdadero misterio. Mientras tanto, la top de García Navarro Models continúa con sus clases de canto, baile y actuación. Tampoco habla de su vida privada. ¿Cuándo va a blanquear su noviazgo con el humorista Turco Naim? “Estoy bien, muy contenta”, confiesa apenas. Dicen sus íntimos que la relación crece cada día, que ya no se ocultan. Y aseguran que si la pareja baja un poco más la guardia, pronto van a ser sorprendidos por algún fotógrafo… 

Emilia Attias impacto en la isla de Caras

“Nunca fui una chica inocente”

Hace malabares. Con una de sus manos lanza a la niña y con la otra, ataja a la mujer. Artificios continuos en una coreografía que hace perder la objetividad hasta al más escéptico del ilusionismo. Erotismo inocente o erótica inocencia, algo de sabiduría prematura y la diversión como principio de una particular filosofía. Mira, y con eso sugiere que se la acompañe a dar una vuelta por su espacio lúdico, porque dice no conocer otra forma de hacer arte. Emilia Attias (19) sabe cómo jugar, y tiene la maestría de hacerlo con fuego.

“Siempre me sentí una chica precoz y autodidacta”, confiesa antes de teorizar sobre el destino. “De chica rogaba a mamá que me anotase en clases de baile. Pero en casa los medios no daban para que pudiese estudiar.” Entonces, encontró las llaves del talento y abrió el presagio. “Encendía el televisor, buscaba desde una gala de ballet hasta ‘Reina en colores’, con Reina Reech. Corría los muebles del living y bailaba por horas hasta el agotamiento. Eso era jugar para mí.”

Tenía doce años cuando alguien la paró por la calle para proponerle ser modelo. Aun sabiendo que eso nada tenía que ver con su vocación, coqueteó con el medio hasta conseguir actuar, co-conducir un programa, ser objeto de disputa de los escenarios de revista y competir por el premio a la mejor bailarina, la que baila más que por un sueño. “No tiene que ver con un don, sino con un sentimiento”, dice Emilia tratando de responder si es o no una chica prodigio. “Cuando bailo cierro los ojos y desarrollo una sensibilidad especial. No veo las paredes y sin embargo no choco. El arte es mi manera de fluir. Si hubiera sido otra cosa de mi vida, también me pasaría lo que ahora, llegar a casa y sentir la necesidad de buscar un papel donde escribir, o una tela para pintar.”

—¿No siente vértigo de vivir tan de prisa?

—Haber tenido más responsabilidades que la del colegio, los viajes por trabajo, y el trato prematuro en un mundo de adultos, me hicieron madurar antes. Soy independiente y reconocida, pero lo que me sorprende es todo lo que descubro de mí en esta experiencia. Una vez me eligieron para hacer una campaña publicitaria y descubrí que soy linda. Llego a la final de un concurso de baile y descubro que bailo bien. Estoy descubriéndome a medida que lo hace el público. La vida da muchas vueltas y sé que puedo perder todo esto tan rápido como vino. Pero no me preocupa, porque me adapto a lo que me toque vivir. Lo que me da vértigo es sentir la soledad de la fama.

—Paradójico…

—No hay nada más gráfico para explicarlo que imaginar la cima de una montaña. Cuando se llega, uno está lejos del resto del mundo. La adulación de la gente, la convocatoria de los medios, las críticas de la prensa, te hacen sentir en otro plano. Y me angustia que esa vorágine me obligue a creerme “la estrella”.

—¿Qué hace para evitarlo?

—Busco tiempo y espacio para encontrarme conmigo misma en un plano espiritual: el momento del juicio a mí misma, de dilucidar lo que me pasa y meditar.

—¿Y existe un ritual personal para eso?

—Si estoy en un contexto natural, busco una referencia de concentración en el brillo del sol, en el mar y en la fuerza del viento. Aquí en la isla, salgo al balcón de mi bungalow y fijo mi atención en el panorama, agradeciendo la posibilidad de contemplación. Si estoy en mi departamento, prendo velas y medito mirando la llama. Son medios para limpiar e iluminar la parte oscura que todos tenemos, y que nos ata a los impulsos salvajes: la falta de tacto, la soberbia, la brutalidad, los miedos y la inseguridad.

—¿También en el ámbito espiritual ha sido autodidacta?

—Leo mucho sobre estos temas desde los 14 años. En un tiempo hice yoga y aprendí a meditar. Estudio la Kaballah desde hace un año y hablo con rabinos cuando estoy necesitada de palabras especiales. Cuanto más éxito tengo, más conectada necesito estar con lo espiritual para no caer en la soledad de la que hablaba. Soy católica de formación, pero no me condicionan los ídolos y métodos. Todas las religiones son cuentos con un mismo final. Cualquiera sea la idea del bien, me ayuda a mantener la cabeza abierta. Creo en la energía, en la causa y el efecto. Si uno se maneja usando la conciencia espiritual, consigue lo que necesita.

Un diálogo que trasciende la cabeza de cualquier adolescente, y en el que reaparece la idea del destino como una señal casi mesiánica. “Tengo una sensibilidad más aguda que la de la masa y eso es una gran responsabilidad. Tal vez sea una misión y ser famosa, el camino para llegar a la gente que necesita escuchar. La popularidad no es un tema liviano”.

—¿Cuándo dejó de ser una chica inocente?

—Jamás fui una chica inocente, porque la vida nunca me sorprendió tanto. Sólo tengo una gran cuota de ingenuidad con respecto a mi físico y mi belleza. Me cuesta manejar mi cuerpo. De repente me pongo una pollera y una remera con escote y me siento con una postura infantil sin registrar que se me está viendo la bombacha o tengo las lolas en exhibición. Suelo no ser consciente de mi seducción innata

—¿Qué le devuelve el espejo?

—Una buena imagen, porque me gusto. Soy coqueta, me gusta bañarme, encremarme entera, cuidarme la piel y relajarme de vez en cuando en un spa. Pero no me obsesiona el tema, jamás me verán operada, porque me da terror parecer artificial y morir al ser anestesiada. No sé cuándo comienza a cambiar el cuerpo, si a los 30 o a los 40, pero cuando vea en el espejo que las carnes están caídas, entonces será hora de anotarme en un gimnasio, hacer dieta, yoga y Pilates. Por el momento disfruto del baile y la pasión por la buena comida, porque mi metabolismo me lo permite.

 

—A pesar del control de la meditación, ¿no escapa por ahí algún ataque de divismo?

—Tal vez, a diferencia del resto de “las chicas del momento”, exigentes y caprichositas, mis brotes no vinieron con la fama. Soy terca, y lo he sido desde chica. Cuando aparece algo en mi cabeza no paro hasta conseguirlo y en ese trayecto puedo largar una mala contestación o algún comentario que suene a divismo. Pero no vivo paranoica de tener ese tipo de reacciones.

—¿En qué gasta su dinero?

—Sufro de consumismo compulsivo con la música, tengo millones de CDs. Y con la ropa, tengo épocas de saqueos brutales. Quizás no me compro nada durante seis meses, pero una vez que piso el shopping, reviento todo. Soy fanática de los zapatos, las botas y las polainas. Luego, me entretengo reciclando lo que encuentro en el placard, hasta el próximo saqueo. Gasto mucho en invitar, soy bastante blanda con la plata.

—¿Llegó a invitar usted en alguna salida con un hombre?

—Salir con un hombre y tener que pagar me deserotiza por completo; al menos, en una primera instancia de la relación. Porque no me gusta que me mantengan y cuando el vínculo avanza, insisto para que los gastos se repartan. No me enamoran los hombres poderosos porque dan demasiado y eso me incomoda. Me gusta hacer un regalo y saber que no lo tiene, o que se esfuercen por hacerme un presente. Los que tienen mucho quieren de otro modo.

Hace algún tiempo Emilia dijo ser “una chica de buenas costumbres”, consecuencia de una formación familiar muy tradicional. Hoy, equilibra la balanza con una confesión: “La vida me dio ciertas malas costumbres, que hoy se hicieron vicios. Adoro la noche. Suelo pasar la madrugada mirando el techo, escribiendo, escuchando música o caminando por la calle.”

—¿Nunca fue víctima de las tentaciones nocturnas?

—El desenfreno nocturno, la locura del sexo y de la droga, fueron cosas que, por la profesión, tuve cerca desde muy chica. Al principio fue una realidad de gran impacto y tuve miedo de caer en eso. Con el tiempo, la sensación se neutralizó. Quien se droga está evadiendo la angustia. Nunca me drogué, y sin juzgar, me parece que hacerlo sería involucionar porque yo llegué a la espiritualidad por la vía limpia.

—Y algún señor que se haya acercado con una propuesta…

—No, porque quienes las hacen estudian el terreno y saben muy bien dónde dirigirse. Por lo general son personas con poder económico y popular, con mucho miedo de quemarse.

Y tal vez, un efecto de esa apertura intelectual y espiritual, sea la relación afectiva que Emilia mantiene con alguien 21 años mayor que ella, el humorista Naim Turco Sibara (40). “No me asusta querer a un hombre mayor —confiesa—. Soy bastante absurda para el amor; cuando me pasa, no me importa la edad, la condición social ni económica de quien tenga al lado. Me han gustado características tan antagónicas de los hombres, que hoy creo que cuando uno menos puede explicar ese sentimiento, más real es. Es genial lograr que algo desestructure en la vida y que las energías corran libres. La espiritualidad dice que el amor no se elige con la cabeza sino que se trata de energía pura”.

Por supuesto que esta parte de la conversación comenzó con la infaltable frase: “Nos estamos conociendo”. Pero minutos más tarde, Emilia lanza una palabra tan contundente como delatora del deseo de gritarlo.

—¿Está enamorada?

—Sí.

—¿Qué la atrapó?

—El diálogo, la contención, un alma donde volcar mi espiritualidad, la capacidad de diversión con poco. Soy aventurera y me seduce la locura, por eso me gustan los hombres con cabeza abierta y actitud de compañero. Y la edad no cuenta cuando las energías van paralelas y existe la misma pasión por mantener a tope la adrenalina.

—¿Por qué esperó tanto para blanquear su romance?

—Por decisiones personales, para preservar los sentimientos, porque fuimos conscientes de cada paso. Somos muy afines, muy espirituales. Compartimos cosas y nos complementamos en otras. Nos queremos mucho, al menos es lo que sentimos en esta etapa de descubrimiento mutuo. Pero lo que más me puede del “Turco” es que me lleve a andar en moto, es el mejor conductor del país (afirma con dejo de picardía).

—¿Cuál es su modo de amar?

—Intensa y entregada, y eso no significa “estoy a tus pies”. No me gusta la hipocresía y cuando alcanzo el amor, trato de que ni mi ego ni el de mi pareja lo dañe. Por eso apuesto al diálogo y no reparo en decir lo que siento.

Tenía 16 años cuando comenzó a vivir el sexo con la misma filosofía con que lo experimenta hoy en día. “El sexo es una fuente de conexión energética suprema. Algo así como meditar, porque uno pierde noción de presencia”, dice Attias. “El sexo y el amor tienen que fluir libremente. Ser, dejar ser y entregarse sin usar la razón”.
 




La visita a la Isla de CARAS 
es para ella un recreo entre ensayos y grabaciones de la comedia romántica Casi ángeles, la nueva apuesta de Cris Morena que la modelo del staff de GN Models protagonizará junto a Nicolás Vázquez, bajo la piel de una acróbata circense y líder de una banda de pop.

—¿Resultará fácil cambiar el switch de “sex symbol” a “chica Cris Morena”?

—Lo tomo como un pase evolutivo. Porque continuará el descubrimiento. Podré demostrar que puedo hacer más de lo que hice y planteará mayores desafíos.

—¿Sobrevivirá sin seducir?

—La chica sexy puede regresar en cualquier momento. Actuar es jugar a ser distinto, y provocar en una producción no significa que ande por la casa con actitud de “perra”. Por ahí, luego de la tira, me den ganas de ponerme las plumas, escribir un libro, dirigir mi propio guión de cine o exponer mis cuadros. Después de todo, la seducción siempre formará parte de mi encanto de mujer.



 

 

Nico y emi del teatro

Primero, 

fue el suceso televisivo de la tira. Después, vino el gran éxito teatral. Lo cierto es que “Casi Angeles” se ha convertido en el fenómeno del momento que ya lleva 70 mil entradas vendidas, que hace delirar al público infantil y que entusiasma a los adultos que acompañan a sus chicos al Gran Rex, para disfrutar de la obra que, a partir de esta semana, se presenta en funciones de martes a domingo. “Todavía no lo podemos creer”, dicen Nicolás Vazquez y Emilia Attias, los protagonistas. “Este éxito superó todos nuestros sueños y expectativas. Jamás imaginamos lo emocionante que sería encontrarse en cada función con esa cantidad de chicos que saben de memoria todas las canciones del programa y los detalles de la historia que contamos. Y ahora, como si fuera poco, nos venos en el álbum de figuritas que regaló CARAS la semana pasada. Para nosotros es como tocar el cielo con las manos”.

Felices por los 45 mil espectadores que lograron reunir en las 17 funciones, los actores posaron al terminar el show en el hall del teatro con una gigantografía de la tapa del último número de la revista que regaló el álbum y las figuritas de “Casi Angeles”. Como cada día, cientos de fans los esperaban, con sombreros, vinchas y fotos con las imágenes de sus nuevos héroes, en la puerta del Gran Rex para verlos de cerca y saludarlos. “Nunca habíamos hecho un trabajo que tuviera semejante repercusión”, dicen. “La gente por la calle nos felicita por la obra. Sabemos que todo es gracias a que estamos respaldados por la producción de Cris Morena Group y de RGB Entertainment, y por un gran equipo. Nosotros, por nuestra parte, ponemos todo para darle al público lo mejor

 

"Por ahora colgué las plumas"
 

Luego de un año bisagra en su vida profesional -y también sentimental-, la actriz se convertirá en la cara de Casi Ángeles, la tira infanto-juvenil que Cris Morena pondrá al aire por Telefé. Más bella que de costumbre, la escultural joven habla sobre su experiencia como vedette, su presente amoroso y su futuro laboral. 

Morocha, rubia o castaña. Emilia Attías es visiblemente hermosa, cualquiera sea el color y la longitud de su cabellera. Descalza, a cara lavada, con el pelo algo revuelto luego de una reconfortante siesta, en jogging y musculosa, la joven que sorprendió a millones de espectadores con el armonioso movimiento de su cuerpo en Bailando por un sueño 2 -certamen en el que llegó hasta la final-, no pierde su encanto ni su seducción. Su documento sólo acusa 19 años, sin embargo la cara más popular de García Navarro Models siempre sabe hacia dónde quiere ir y cuál es el camino que desea recorrer para alcanzar su meta. Tal vez por esa claridad, quizá por inquieta, acaso por su talento, o a lo mejor porque Emilia es lo que vulgarmente se conoce como buena mina, la vida le sonríe: a días de comenzar a grabar junto a Nicolás Vázquez la nueva tira de Cris Morena (Casi Ángeles), esta niña a la que le cuesta hablar del amor que la une desde hace ya varios meses al humorista de ShowMatch, Naim “El Turco” Sibara, cosecha elogios por donde quiera que vaya.

Galletitas dulces y té con azúcar de por medio, la mujer que fue, sin dudas, una revelación en 2006, nos abrió las puertas de su casa para charlar sobre la vida- la suya, claro- y, entre sorbo y sorbo, confesó que hoy se siente cuidada y querida.

-¿Qué balance hacés del 2006?
-El balance es súper positivo. La verdad es que todo lo que me pasó fue muy sorpresivo. Yo arranqué sin saber para dónde iba. Empecé con una tira en la televisión (Gladiadores de Pompeya), que finalmente no tuvo éxito, pero que de todos modos me sirvió. Y los grandes golazos de este año fueron, por un lado, el teatro con Miguel Ángel Cherutti, donde aprendí muchísimo, y, por otro lado, Bailando por un sueño 2. La verdad es que fue una etapa muy fuerte y linda.

-¿Qué pasó que finalmente no hacés la temporada en Mar del Plata con Cherutti?
-Lo de Miguel fue raro porque pasó por varios procesos. Yo quería hacer las dos cosas: teatro y la propuesta de Cris (Morena) y no nos pudimos poner de acuerdo. De hecho, la decisión fue de Miguel y no mía, ¿eh? Yo intenté hacer ambas cosas y para eso precisaba ciertas condiciones que él no aceptó y prefirió directamente no contratarme. De todos modos, tengo una excelente reemplazante que se llama Valeria Archimaut.

-¿Y vos quedaste en buenas relaciones con Miguel y con Reina Reech?
-Súper bien. Reina además es mi amiga, así que nos hablamos y nos vemos. Con Miguel quedó una excelente relación.

-¿El 2006 fue tu año o se viene un 2007 mejor?
-Ojalá que el 2007 sea mi año y que después también lo sea el 2008. Este año fue fuerte y súper trascendental en mi carrera. Espero seguir teniendo otros así. La verdad es que yo era una Emilia Attías en febrero y ahora soy otra. Realmente cambié mucho. Creo, sin embargo, que todavía queda algo mejor y lo verán pronto.

-¿Cuánto influyó en tu vida profesional tu paso por Bailando por un sueño 2?
-Yo creo que me sirvió para mostrar mis dotes como bailarina y para demostrar que quiero el perfil bajo para mi carrera. Todos tienen el prejuicio de que las vedettes son escandalosas, caóticas y que quieren la exposición física y personal. Y con Bailando..., que fue un programa de muchos escándalos y rating, yo siempre estuve tranquila y concentrada en contenerlo a Lucas, mi soñador, y bailar. Y todos me dijeron que eso me distinguió del resto.

-¿Colgaste las plumas definitivamente?
-Me parece que las colgué definitivamente. Pero esto lo sabía desde antes de aceptar la propuesta de Miguel Ángel. De todos modos, nunca digas nunca. No soy tan determinante porque tal vez las plumas se pueden amoldar a mi espalda, pero tengo ganas de hacer un montón de otras cosas: actuar en películas, hacer teatro, musicales, quiero mostrar lo que escribo. Para todo esto tengo que tener tiempo y si estoy con las plumas no puedo.

-Bueno, pero ahora con la tira de Cris Morena tampoco vas a tener mucho tiempo.
-Es cierto, pero yo soy partidaria de las etapas y creo que ahora se viene una con Cris y estoy re contenta, me siento súper contenida y estoy aprendiendo un montón porque estar con ella es como una escuela intensiva.

-¿Qué nos podés contar de Casi Ángeles?
-Mi personaje es Cielo, una chica que trabajaba en un circo y que cuando se independiza se cruza con los otros personajes de la historia. Estoy estudiando acrobacia porque voy a hacer algunos trucos ahí. Además, voy a bailar mucho y cantar porque ella tiene una banda. Nunca hice un protagónico, así que éste es un desafío enorme para mí. Trabajar con el alma es algo mágico. Creo que es mucho más lindo que mostrarte súper sexy, que también es divino, pero sólo para verlo un rato. Ahora, cuando la gente se emociona y lográs transmitirle esa sensación al público, trascendés y esa trascendencia es lo que busco en mi trabajo.

-¿Y cómo te ves llenando teatros o incluso estadios?
-Y... me encanta. A mí las luces y la gente me desinhiben. Cuando me subo a un escenario me transformo, me despojo de mí misma, tal vez demasiado. Libero mi energía y lo que más me gratifica es que la gente pueda notarlo.

-Ahora apuntás a un público más infantil. ¿Estás dispuesta a dejar de lado a la chica sexy?
-Estoy absolutamente dispuesta. Es cierto que la seducción es una faceta de mi personalidad, pero cuando uno está grabando tiene que mimetizarse un poco con el personaje, así que calculo que eso me va a ayudar. Después, con respecto a mi actitud, soy una mujer intensa, soy pasional, soy coqueta, pero no tengo en la cabeza comerme a los hombres y ser erótica todo el tiempo.

-Tu personaje va a tener una historia de amor con el de Nicolás Vázquez. ¿Te molestaron los rumores sobre un romance entre ustedes?
-Mirá, no te podés escapar a ese tipo de cosas porque, aunque seas perfil bajo, te lo inventan igual. Y si te enojás es un bajón porque la pasás mal. Así que preferimos reírnos. Nuestra gente sabe quiénes somos, con quién hemos estado y con quién estamos ahora.

-Contame cómo está tu corazón.
-Bien (dice con una sonrisa pícara). Yo no soy muy partidaria de hablar de mi vida privada.

-¿Estás enamorada?
-Estoy muy bien, estoy tranquila, tengo a alguien que me cuida.

-¿Necesitabas ser cuidada?
-Sí, la verdad es que es lindo sentirse querido y cuidado. Tengo una persona al lado que en este momento está bien conmigo, pero también tenemos ganas de reservar un poco nuestra historia.

-¿Y en dónde quedó Johnny Depp? Vos nos habías dicho que morías por él.
-Naaaaahhh, ahora Johnny Depp es un poroto al lado del amor... al lado de este muchacho (dice entre risas haciendo clara alusión a Naim “El Turco” Sibara).

-¿Qué cosas te conquistaron de él?
-El amor es algo que no se puede explicar. Es un flash que... sería muy fácil enamorarse si yo te dijera, por ejemplo, que me gusta el hombre reo porque así me enamoraría de todos los hombres reos. Creo que el amor tiene que ver con un click que no se puede explicar y cuanto menos lo podés explicar más significativo es.

-¡Entonces te llegó ese click!
-Y sí. Evidentemente para que yo abra mi corazón hubo un click y está todo bien.

-¿Por qué motivos vas a brindar esta noche?
-Voy a pedir que más allá del éxito nunca pierda mi humildad y que jamás me sienta sola.



"Los hombres me piropean, pero no se atreven a conquistarme"
La modelo Emilia Attias descubre su costado de femme fatale y cuenta sus dificultades para relacionarse con los hombres
 

Sus enormes ojos verdes y la boca son sus armas de conquista. Irresistibles para cualquier hombre. Sensualidad y erotismo son las palabras adecuadas para explicar el magnetismo que Emilia Attias (18) irradia en cuanto su presencia es detectada por cualquier mortal.
Hija de Carlos Attias, un militar retirado, y de Poupée Pompei, una empresaria inmobiliaria, la mannequin de GN Models supo encontrar su camino en el mundo del espectáculo. Estudia teatro, baile y canto, conduce el programa “Ayer te ví”, por Canal 9, y es la nueva figura del espectáculo “Inolvidable, una historia de amor”, que Miguel Angel Cerutti y Reina Reech protagonizarán en Mar del Plata.
Para esta atractiva mujer, “las oportunidades se me fueron presentando a partir de que fui tapa de una revista. Cuando hice aquellas fotos nunca pensé que las iban a poner en la portada, y de ahí en más, todo fluyó con mucha rapidez”, le confesó a CARAS en Asunción del Paraguay. Convocada por el diseñador Ricky Sarkany para desfilar su colección de primavera-verano en el Shopping del Sol, Emilia reveló sus sentimientos y proyectos para 2006. “El año que viene filmaré una película de cine independiente, donde interpretaré un papel dramático. Para mí es un desafío porque será mi primer protagónico como actriz. También seguiré con el programa y espero mantener esta buena racha de trabajo, que por suerte no cesó desde que comencé, cuando tenía trece años y grabé mi primer comercial”.
—¿Cómo asimiló su familia esta popularidad?
—Para mi madre, quién también fue modelo en una época, fue más fácil que para el resto de la familia. De igual manera mis cuatro hermanos y mi padre supieron entender mi vocación y mis ganas de crecer en este medio.
—¿Cuál es su vocación?
—Quiero ser actriz de cine, y triunfar en Europa y Hollywood. Es el sueño de muchos y me preparo para cuando llegue ese momento. Quiero formarme bien aquí y luego poder expandir mi carrera en el exterior.
—¿Se la ve muy ambiciosa?
—Todos queremos triunfar en la vida. Yo tengo un objetivo y lo voy a cumplir.
En la pasarela, su figura y sus exquisitas facciones no pasaron inadvertidas para el público que asistió a la presentación de los nuevos trajes de baño, sandalias y microvestidos de Sarkany en la capital paraguaya.
—¿No tiene miedo que su imagen de fémme fatale opaque a la actriz?
—Comencé en esto por mi imagen, y claro que soy consciente de lo que provoco. Para mí, posar para una campaña o actuar de chica sexy es parte del trabajo que me ofrecen, aunque hay mucho más de Emilia para mostrar.
—¿No le parece que ya muestra demasiado?
—(Risas). Me refiero al otro costado, a la artista que llevo adentro. Me mato en las clases de baile y de canto. Estudio teatro con Norman Brisky. Soy muy minuciosa y detallista en todo. En la obra tengo un cuadro musical mío donde bailo hip hop y jazz, y además actuaré en algunos sketches con Cerutti y el resto del elenco.
El año entrante Emilia formará parte de la nueva tira de Gabriel “Puma” Goity, que saldrá al aire por Canal 9, y continuará con su rol de conductora. Con poco maquillaje, esta chica exhuberante asegura no estar de novia y sentirse muy bien en su estado civil actual, la soltería.
—¿Porqué no tiene novio?
—No lo sé, (risas). Terminé con alguien hace poco, claro que fue un romance nada más, pero creo que los hombres se inhiben un poco conmigo. Me dicen piropos o cosas por el estilo, pero ninguno se me acerca con otras intenciones. No se atreven a conquistarme.
—¿Qué los asusta?
—Repito, no lo sé.
Por estos días Emilia vive en su casa materna junto con sus cuatro hermanos, Gonzalo, Bárbara, Agustina y Luciana. Su rutina de ejercicios es básica y sin grandes sacrificios, aunque destaca su facilidad para no engordar. “Es cómico, me cuido como cualquier persona, me gusta mucho lucir bien natural, sin nada de cirugías, pero debo reconocer que tengo un metabolismo a prueba de fuego”, confesó la actriz que también participó del programa “No hay dos sin tres”.
Extrovertida, mezcla entre angel y demonio, Attias se prepara para un ajetreado verano que la introducirá por primera vez en el escenario de un teatro como una de las figuras principales. Su costado bohemio y su dócil carácter, aseguró, “fueron la clave para mantenerme sin trastabillar y decaer en situaciones poco gratas. Lo único que quiero, es que el público disfrute de mi trabajo tanto como yo”.


“Soy una chica sexy con un costado angelical” 



Desde que fue tapa de GENTE hace dos años, nunca paró. Sorprendió haciendo teatro en Mar del Plata, grabó un video con Ricardo Arjona y se consagró en Bailando por un sueño. Ahora Cris Morena la contrató para protagonizar Casi ángeles, la nueva comedia romántico-juvenil de Telefe. “No termino de asombrarme”, opina la diosa de 19 años antes de hablar sobre su nueva etapa de menor exposición física, el noviazgo con el Turco Naim Sibara (40) y los dos meses ensayando acrobacia, danza y actuación.

Muero de frío! ¿No me sostenés el celular, así me pongo la campera que acabás de prestarme”, le pide María Emilia Attias al periodista en la puerta de Editorial Atlántida, en Azopardo 565. Lo del frío resulta real. Se le nota en su piel de gallina. Lógico: luce musculosa, pantalón pescador liviano y chinelas rojas tipo Havaianas. Llueve, se inundó la calle y bajó la temperatura a catorce grados. Por fortuna, pronto estaciona su asistente, Lucía Maidana, de la agencia García Navarro Models, en el flamante Volkswagen New Beetle de la porteña en cuestión. “¿Vamos?”, pregunta. “A las dos menos cuarto grabás”. “¡¿13:45!? ¡Faltan veinticinco minutos!...”, enfatiza Emilia. “Vos entrá primero, ¿dale?”, le apunta al redactor. “¿Hacemos la entrevista en el coche?”, arriesga la nueva chica Cris Morena. Chica Cris, lindo tema para arrancar: el auto y el reportaje.

–¿Tomó consciencia de que le regalaron un billete ganador?
–Claro. Ser chica Cris Morena te anticipa formar parte de un producto cuidado, con maravillosos libretos, de calidad, un notable despliegue de marketing, cien por ciento cinco estrellas. Siento que, convocándome, Cris me regaló un billete de lotería ganador. No termino de asombrarme. Sólo falta que salga, y dependerá de nosotros, los actores. La mesa está servida, y según los capítulos y las promos que ya chusmeé, me parece que el billete va a salir. Yo me vengo matando para cubrir las expectativas.

–Un beneficio “cinco estrellas” debe exigir una responsabilidad equivalente. Conociendo el target de los programas de Cris Morena, seguro que le exigirán que use más ropa en las producciones y que dé menos notas…
–Admito que cambió la modalidad. A Cris la rodea mucho personal, cada cual comprometido en su área. Antes yo me encargaba solita hasta de los mínimos detalles. Ahora sólo debo prepararme y actuar. Por un lado es genial, por otro, limitante. Hay cuestiones que se te cortan, pero sólo parece. Cuidándote, crecen otras. Como un árbol que podás: luego crece con mayor fuerza.

–Mire que como chica hot venía pisando fuerte: formar parte del top five entre las mujeres favoritas de los argentinos, no parece poco. ¿Se siente preparada para virar el recorrido?
–Me defino como artista. Prefiero ampliar la visión. La sensualidad seguirá brotando, incluso porque el programa lo requiere, pero se transformó: la bajamos, la modificamos a un aspecto algo inocente. Sigo siendo la misma Emilia, una mujer de belleza natural que a veces juega a ser sexy y ahora, también, a ser cándida. Ocurre que los objetivos van cambiando con los proyectos. En este momento el mío no es únicamente mostrarme linda.

–¿En Casi ángeles va a mostrarse con una máscara?
–De por sí, yo soy una mujer coqueta (señala esto mientras pide por teléfono que le preparen un caldo calentito y un zapallito relleno y le separen una botellita de agua). Sin embargo, mi objetivo inmediato es transmitir energía, una fuerza, que el público me observe y lo invadan las ganas de salir a bailar. Eso es Cielo Mágico, mi personaje, mi huérfana adoptada por unos viejitos dueños de un circo. Me parezco a Cielo: las dos somos chispitas, alegres, pícaras, dulces, adoramos la danza, la acrobacia… ¡Esto hace meses que lo practico, y no uso dobles! Y también somos iguales en lo impulsivas, traviesas, profundas, en la sensibilidad, que nos permite percibir cosas del mundo que deseamos transformar, relacionadas con la paz, el trato humano, la justicia, el compromiso... Me encantaría votar en octubre y entusiasmarme por votar. Lamentablemente no sabría por quién.

–Reveló su costado angelical. ¿Y en qué se siente una diablita?
–En la terquedad al intentar conseguir equis meta. Me enferma, me obsesiona y… ¡ahhhhhhhh! (grita). No me considero vengativa, competitiva ni envidiosa. Jamás pegué codazos en un desfile. Me rayo cuando se pretende crecer pisando cabezas. No obstante, sé bajar un cambio y criticarme. Y soy muy espontánea... A veces me mando alguna susaneada. Sí, me salen frases de la boca antes de que me pasen por la mente (saluda al empleado que expide los tickets en el peaje de la autopista 25 de Mayo). Otro flanco que me parece fuerte es mi carácter. Cuando exploto, exploto... Cuando te canto lo que me pasa, te hiero. Si bien en la tira voy a cantar más que lo que me pasa.

–Perdón… ¿Usted no cantaba sólo bajo la ducha, como nos comentó en una ocasión?
–Bajo la ducha, en casa, canto. Y en Casi ángeles canto.

–Quién pudiera verla cantar…
–Ahora van a poder.

–…bajo la ducha, decía.
–Calláte. Ya tenemos un disco listo y unos clips. Canto como diez temas. Quizá en un futuro álbum aparezcan letras mías.

–Seis meses atrás uno podía imaginar que tomaría el camino de Madonna. Hoy, cualquier premonición apuntaría a una gira por el planeta interpretando ritmos pegadizos onda “Co-co-co, corazones contentos/ Co-co-co, corazones al viento/co-co-co, corazones sin miedo…”, como la Floricienta Florencia Bertotti. ¿Es consciente del cambio?
–¡Ojalá! ¡Qué lindo! Aunque la comedia apunta a adolescentes. Tiene instantes guarros, instantes entretenidos e instantes intensos. En cuanto a Madonna, reconozco que me atrapa su versatilidad. Me siento identificada en lo transgresora, en el apostar desde diferentes flancos. De cruzármela, tampoco me quedaría sin aire por los nervios. Creo en la igualdad. Yo hablaría de la misma manera con el presidente Kirchner que con el barrendero de la esquina.

–Sencilla y directa. Explíquenos, entonces, qué le vio al Turco Naim Sibara, al ex muchachito de ShowMatch, actual hombre orquesta en La revista de Sofovich. Se lo preguntan, resentidos, millones de compatriotas, desde el Atlántico hasta los Andes y desde La Quiaca hasta Ushuaia.
–Consultáselo a él. ¿Por qué no le hacen una nota? (enfatiza extendiendo sus pies descalzos número 40 sobre la guantera y girando la perilla del aire acondicionado) ¡Qué talento! ¡Qué potencia! Objetivamente, eh. Escribe, dirige, tiene su banda, es actor dramático, cómico, compone. Un tipo preparadísimo, culto. Maneja bárbaro motos y autos. Una persona increíble, a quien amo y admiro.

–Una persona que le lleva una vida de ventaja: 40 a 19 pirulos, ¿verdad?
–Cierto. Pero descreo de las edades. Y lo digo ahora, que estoy apenas por las dos décadas (cumple los veinte el 20 de marzo), no cuando llegue la hora de sacarme años. Me divierto con las experiencias que él me cuenta, y no me siento disminuida, porque yo tengo las mías. Me da gracia lo que se piensa: que por su edad y la mía, me enseña, me lleva de la manito, es mi maestrito ciruela. Nuestra pareja es muy pareja. Cuando los dos gozan de una personalidad formada, el rompecabezas coincide perfecto. Espiritualmente nos identificamos a la par. Perseguimos causas parecidas. Cuando yo te digo causas, ¿vos me comprendés? El además me roba carcajadas. No sabés lo que es. Me hace llorar.

–¿Llorar?
–Con sus chistes y gracias. Los dos somos enérgicos y filosóficos. Nos peleamos poco. Naim es tranqui… hasta que se raya. Va de cero a cien. Cero, cero, cero, cien. Al final estoy hablando demasiado.

–Evóquenos que manifestó su padre, ex militar, al enterarse de la identidad y la edad del futuro yerno? ¿Se enojó o lo invitó a jugar a las cartas?
–Lo supo desde el principio. Mis padres aceptan mis decisiones. Saben que todos somos hijos de la vida y que tenemos que elegir la manera de vivirla.

–¿Cómo piensa vivirla usted? ¿Casada, rodeada de hijos?
–Todavía no sueño con el casamiento. Los chicos ya nacerán. De adoptar no me iría a Vietnam a buscar uno, como Angelina Jolie. Buscaría acá, en mi país.

–¿Y no fantaséa con la convivencia, entonces?
–Dejo fluir. No soy de proyectar. Ahora opto por vivir sola. Los tiempos de soledad son piolas para reflexionar, para crear, para descansar. En realidad necesitaría 36 horas diarias, no 24. Quisiera estudiar teatro, danza, guitarra, composición, inglés, leer, escribir, viajar. Prefiero encarar disciplinas que ir al gimnasio. Me aburre.

–¿Harían falta dos Emilias para cumplir tantos objetivos?
–Gloriosa idea. Que se dividan a la mañana y se encuentren a la noche.

–¿Soportarían la jornada completa juntas?
–Apuesto a que se bancarían. Aprendí a reírme de mí. Si no me riera de lo que soy, me odiaría, y me gritaría: “¡Hiperkinética!” o “¡Movéte!”, “¡No seas tan inocente!” o “¡Sé inocente!”. ¡Qué sé yo! (divisa la barrera blanca y roja de la entrada a los Estudios Pampa, de Martínez, y acelera la respuesta). Me considero una contradicción con patas. Y me encanta.


Lo que el Turco se llevó


Se conocieron en los pasillos de Ideas del Sur. El flechazo fue inmediato, igual que la pasión. Superaron mil escollos: la diferencia de edad y una relación anterior de él fueron los más importantes. Hoy, cuando el romance lleva más de un año, aparecen las primeras fotos juntos. La sorpresa del año, confirmada por paparazzi

Los lunes, los martes y los miércoles por la noche, en la polémica y explosiva pista de ShowMatch, Emilia Attias baila por el sueño de su pareja de danza, el salteño Lucas Tortorici. El hombre del norte sueña con techar la cancha de básquet del modesto club donde jugaba de chiquito. En esos mismos días, el resto de la semana, de mañana, de tarde, cuando cae el sol, en todos los horarios y en todos los momentos, la vedette baila, late, se emociona, piensa, vive, disfruta, sufre, goza, canta, ríe y llora por su propio sueño. Un sueño de amor que, por distintos motivos, debía mantener oculto y que recién ahora, con las primeras fotos, sale a la luz. Un sueño que tiene nombre, apellido y un apodo famosos. El dueño del corazón de la hermosura que deslumbró al mundo de las plumas es Naim Turco Sibara, humorista de ShowMatch en los últimos 7 años. Entre ellos nació un sueño de amor que se edificó superando diferencias, prejuicios, miradas y opiniones desafiantes. Te quiero.

El flechazo fue inmediato. Apenas se conocieron, la primera vez que Emilia fue invitada al programa de Tinelli, la química surgió imparable. En ese entonces los dos trabajaban en Canal 9. Attias era una de las figuras femeninas de No hay 2 sin 3 y estaba por empezar con la conducción de Ayer te vi, el programa que hizo con Waldo. El Turco Naim, como siempre, se destacaba en lo de Tinelli, que ese año había mutado de canal y del histórico título de Show de VideoMatch al actual, efectivo y pegadizo ShowMatch. El primer obstáculo por sortear resultó, claro, la diferencia de edad. A pesar de su explosión mediática, de que llegó a la calle Corrientes, de que ya es una figura hecha y derecha, y de que ninguna de esas condiciones le queda grande, Attias sigue siendo una adolescente. Apenas tiene 19 años, aunque se mueve por los escenarios y los estudios de televisión como una experta, o una veterana, calificativo que le sentaría mucho mejor al Turco. Es que él, nacido en La Pampa el 17 de junio de 1969, tiene 37 años. Geminiano y afincado desde hace un tiempo en el barrio de San Telmo, le lleva a su chica nada más y nada menos que 18 años. Es decir, prácticamente la dobla en edad.

Apenas se lo contó a sus amistades, Emilia recibió los comentarios más diversos. Muchas, claro, le aconsejaron que no se fijara en alguien tan grande. Pero ella decidió seguir adelante. Eran los primeros días de relación y, en ese tiempo, ninguno de los dos imaginó que la historia se volvería tan seria. Sin embargo, ese escollo no sería el más complicado de todos. La prueba. La distancia cronológica, está dicho, pasó a un definitivo segundo plano cuando Attias se enteró del estado civil del hombre que se había ganado un lugar en su, hasta entonces, indómito corazoncito. El Turco Naim estaba en pareja con una bailarina a la que había conocido, curiosamente, también en un ámbito laboral. Si algunas voces se alzaron para rechazar el romance cuando se supo lo de las edades, en esta segunda vuelta de definiciones verbales fueron aún más terminantes. Sin embargo, Emilia volvió a jugarse por el amor de su hombre. Eso sí, en todo momento le aclaró al Turco que no quería ser protagonista de un amor clandestino y que, si él no cortaba su relación oficial, prefería dar un paso al costado.

Fue cuando Naim le pidió tiempo. Días, semanas y meses que Emilia le dio, hasta que en el verano sobrevino un período de desencuentros. Ella debutó como vedette de la mano de Miguel Angel Cherutti en la mágica Inolvidable, una historia de humor. Y él, en enero, viajó a Brasil con sus amigos “para replantearse su vida y limpiar su mente”. Apasionado y volcánico, el reencuentro sucedió en febrero, en Mar del Plata. “Yo te quiero de verdad, no tengo dudas. Si vos sentís lo mismo por mí, terminá tu relación”, le pidió ella, enganchada con él hasta la médula. Además, le hizo otro pedido y le dio un ultimátum. Por respeto a la otra mujer, a la que no quería lastimar de ninguna manera, Emilia le pidió que blanqueara la situación antes de que la noticia trascendiera a los medios. Si a mí me preguntan –le aclaró ella- voy a negar todo”. Hora clave. El Mundial de Alemania marcó un antes y un después en la relación. El se fue a trabajar por un lapso indefinido: se quedaría en Europa mientras Argentina avanzara en el torneo. Y como el equipo de Pekerman arrancó con todo, Emilia supuso que podría pasarse un mes y medio sin verlo. Entonces pidió permiso en el teatro, reorganizó su agenda y se tomó el primer avión con destino a Munich. Ese encuentro fue determinante, y Naim prometió hablarle a su pareja. Lo hizo a su regreso, cuando trató de explicarle que todo había terminado. Y aunque nunca mencionó la existencia de Emilia, para Attias fue suficiente. De ahí al blanqueo, a estas fotos. Las fotos que confirman que el sueño de Emilia, su sueño de amor, es tan verdadero como las chances de ganar el concurso de baile de ShowMatch


“Mi papá fue un tipo un poco violento”


Deslumbra en Inolvidable, una historia de humor, la revista de Miguel Angel Cherutti. Y ahora también se luce en ShowMatch, en la segunda parte de Bailando por un sueño. Pero detrás de su belleza, sus encantos

Si alguna vez me toca llorar no quiero que nadie me tenga lástima, porque es un destino que me toca vivir”. Emilia Attias no dice las cosas por decir. Y sus palabras iniciales, que alguien podría pasar por alto, tomarán importancia con el correr de la entrevista. Allí donde la morocha, tan acostumbrada a exponer su cuerpo, exhibirá su alma. Sin anestesia. Sin arrepentimientos. Y será, al fin, una Emilia auténtica. En cuerpo y alma.

–¿Por qué te involucraste con la kabalah? –Cuando arrancamos los ensayos con Reina Reech, ella había estudiado mucho, y teníamos charlas muy profundas. Le pregunté cómo podía hacer para investigar más sobre el tema, y me prestó varios libros. Después me anoté en el curso que estoy haciendo ahora.

–¿Con qué tienen que ver esos conceptos? –Se basa en enseñar a ser espiritual en medio del caos. Te muestra que no se necesita irse al medio de la montaña para tener paz. Y que hay que aprender a tomar las oportunidades feas como oportunidades para aprender.

–¿La kabalah te ayudó a mantener los pies sobre la tierra? –Sí. Me ayudó a ver que no hay ninguna cima, sino que la única cima está dentro de uno. Saber que todo lo que me pueda pasar no deba afectarme, sino darme la fuerza para seguir adelante.

–¿No es mucho para una chica tan joven? –Soy consciente de que no es común que una chica que está sobre los escenarios como vedette hable de estas cosas. Es difícil ser espiritual en un mundo que es tan poco espiritual. No me siento identificada con la mayoría de las cosas que pasan en el mundo, pero no por eso me voy a resentir, y volverme una ermitaña con mi espiritualidad. La kabalah enseña a convivir con todo para crecer espiritualmente.

–¿No te da temor de que la gente se burle? –Hablar de temas espirituales es exponer el alma, y cuando uno lo hace público existe la posibilidad de que la gente se burle. Soy muy transparente y no me gusta ocultar mi manera de pensar. No me afecta la respuesta del otro.

–¿Y ahora vivís mejor? –Me ayudó a no hacerme cargo de aquellas cosas por las que no tengo por qué hacerme cargo.

–¿Tu vida espiritual choca con tu rol de chica sexy? –La kabalah dice que uno puede desear lo que quiera. No está mal complacerse, pero sí castigarse.

–Es difícil ver al ser espiritual detrás del cuerpo imponente que tenés… –Pero soy un ser espiritual. Deseo un montón de cosas en la vida, pero para poder compartirlas, porque me sentiría muy sola si logro todo para mí. No nací para estar sola, pero tampoco para aferrarme a cosas que son movibles y se pueden ir.

–¿Y tu seguridad no espanta a los hombres? –Atemoriza porque el argentino es una persona muy machista. Ese es un conflicto porque yo también soy machista. Y también quiero que los hombres lleven los pantalones. Debe ser por eso que me cuesta conseguir pareja. Soy una chica que se angustia, que extraña, llora y necesita; pero trato de que eso no me desestabilice. Soy demasiado sensible, pero trato de manejarlo.

–No aparentás ser sensible… –Sé que, aunque sufra, siempre voy a salir adelante. Por eso parezco segura. Al tener tanto caudal emocional necesito volcarlo en algún lugar. Por ser una mujer machista, necesito de un hombre que tenga su costado vulnerable para volcar todas mis emociones. Pero debe tener sustento para sostenerme, y bancarse mi carrera y mi espiritualidad. Me gusta que me cuiden, me defiendan y me valoren. Lo único que cambiaría en el hombre machista es que, muchas veces, cree que es poco hombre si llora; quiero que se permita caer y recurra a mí.

–Es raro que nunca te descubrieran un novio. –Trato de manejarme inteligentemente para que no lo descubran. No me gustan las presentaciones, el levante en un boliche no me va. Creo tanto en el amor que no lo busco, estoy esperando que algo me mueva.

–¿Cómo sos cuando te enamorás? –Me pasó sólo dos veces. Y ahí entrego todo, soy incondicional. Mis pilas y mi energía se van para arriba. Me creo capaz de dar amor a todo el mundo, me convierto en luz caminando.

–¿En ningún momento flaqueás? –El amor me da fuerzas, energía, pero convivo con temores por el miedo a que se acabe. Me gusta llorar porque me hace sentir viva. Por lo general, lloro de nostalgia y melancolía.

–Vos vedette y tu papá militar, ¿fue un tema complicado? –Cuando empecé a trabajar en esto, mis padres ya se habían separado.

–¿Afectó mucho tu vida la separación de tus padres? –Fue un golpe fuerte. Mi personalidad tiene que ver con esa esencia, y con que me crié sola con mi mamá. Ellos se separaron cuando yo tenía seis años, y mi papá no estuvo muy presente durante mi crianza. Tuve un ejemplo de madre increíble, que tomó una decisión con muchas agallas, y se separó de mi papá cuando todos los hermanos éramos muy chiquititos y atravesábamos una situación económica muy difícil. Mi papá fue un tipo un poco violento, y por eso se separaron.

A esta altura, queda claro que la entrevista tiene mucho de confesión. Conmovida, Emilia no consigue contener el llanto. Pero no esconde sus lágrimas. Y, con valentía, espera la próxima pregunta.

–¿Por eso tuviste que empezar a trabajar? –Tuve mi primer trabajo a los 13 años, y le sirvió a mi familia porque necesitábamos plata. Veía cosas muy violentas: drogas, sexo animal, propuestas indecentes, violencia. Me tuve que manejar sola porque mi mamá no me podía acompañar, y ahí empecé a ser muy espiritual.

–¿Cuesta olvidar esa etapa? –Soy una persona cero resentida. Antes me dolía que mi padre no entendiera que estaba creciendo, y por eso vivíamos en conflicto. Yo los perdono. Y espero que el ejemplo de vida de mis papás me sirva para aprender a no equivocarme con mis hijos como ellos lo hicieron.

 

Personajes

`Estoy preparada para ser madre´

Emilia Attias, en la Isla de Caras

Por Diego Esteves


Tomó el pincel, lo humedeció en un azul misterioso y pintó un fondo de mar. Guiada por el capricho, salpicó la tela de una pureza blanca e iluminó la oscuridad de esa profundidad enigmática con un sol resplandeciente. Al concluir bautizó su obra con el nombre Renacimiento que, indirectamente, habla de sí misma. El dibujo de un mundo interior por descubrir, en una búsqueda incesante, eterna. Es a través de su arte como mejor se expresa Emilia Attias (20), a partir de una sensibilidad innata alimentada por un intenso color rojo, símbolo de una joven pasión. “Estamos súper bien, seguros de nosotros. Nos amamos cada día más y él me ayuda a desplegar bien quién soy”, admite la actriz cuando habla de su relación afectiva de un año con el cómico “el Turco” Naim Sibara(41). En su vida, prefiere toparse con las respuestas antes que salir a buscarlas. Y es por eso que, aunque sienta que encontró al hombre de su vida, prefiere jugar con el factor sorpresa antes de planificar un porvenir de alianzas e hijos. Síntomas de una vida genuina, libre, donde el arte aflora sobre un paño virgen, ansioso por conquistar en colores su propia identidad.

—¿Lucha por ser libre?

—Todo el tiempo. Por suerte, no tuve muchos obstáculos para lograr la libertad. Desde chica tengo un instinto salvaje que me hace sentir libre en cada instancia. Creo que, de alguna manera, una llama al destino. En ese sentido, mi vida fue bastante coherente. Ese sentimiento de libertad es lo único que me permite moverme cómoda y ser yo misma.

—¿El instinto corre a la par de la razón?

—Totalmente. Algunos creen que el destino está escrito o lo hace uno de acuerdo con sus elecciones. Para mí, es una mezcla de ambas cosas. El destino está dentro de mí, e implica una búsqueda que tiene que ver con ser cada vez más yo misma a lo largo de la vida.

—¿Es un desafío ser uno mismo?

—Como lo mío es muy instintivo, quizá no tanto. Desde chica siempre fui consciente de eso, de ahí que soy muy libre. Todo lo que dije e hice es muy coherente con lo que soy. Para mí esa es la única consigna cuando hablo del destino. Confío en él y en lo que cada uno quiere. Además, es una forma de aprovechar bien tu papel en la vida. Cuando me pregunto para qué vine al mundo apelo a la filosofía espiritual que tengo: La de ser fiel a mí misma.

—¿Siente que la exposición afecta su libertad?

—La fama fue una consecuencia de ir cada vez más adentrándome en mí misma. A medida que fui encontrándome en estos años empecé a hacer cosas que me gustaban como modelar, actuar, bailar, y eso tomó forma en la fama. Es la consecuencia de algo que descubrí: el arte. Entonces todo lo relacionado con lo que hago es bienvenido, porque es parte de mi destino. No tengo mucho problemas con la fama, al punto de odiarla. Hay momentos en que una tiene que padecer como el acoso de la prensa que, por suerte, aún no lo sufrí mucho. De ocurrir trataré de tener la paciencia para entender que es parte del destino. Y eso lo veo coherente, porque tiene que ver con algo que yo misma elegí.

—¿Cómo se llevan la exposición con el amor?

—Es el punto más conflictivo porque la vida personal de cada uno es lo que uno elige no vender. Tengo un perfil bajo respecto de mi vida personal, y reconozco que es el aspecto que más cuido. Sé que tengo un destino en el que estoy expuesta y lo que más le interesa a la prensa es saber cada vez más quién sos, cómo es tu vida, cómo es la persona con la que estás y todas esas cosas. Pero también entiendo que es una demanda que existe y lo vivo naturalmente.

—¿Ve como una contradicción el haber elegido a una persona del medio?

—Fue algo inevitable. Según mi propia filosofía no importa en lo que trabaje o en qué circunstancia esté, porque voy al frente con lo que me pasa. Lo tomo con gracia porque es el destino que me tocó. Me enamoré de una persona que también es pública, y sé que eso va a tener consecuencias. Como él también mantiene un perfil bajo y piensa igual que yo, ahí tengo ventaja. Si me hubiese enamorado de una persona con un perfil distinto al mío, creo que hubiese sido un gran problema. Al pensar ambos del mismo modo no sale de la coherencia. Tenemos el mismo punto de visión con respecto al hasta dónde mostramos.

—¿Cómo es “el Turco”?

—Mucha gente se sorprende cuando lo conoce, pero para bien. Igual, el camino del enamoramiento es distinto y lo mío fue un shock de verdad con él. Primero fue una cuestión de energía que llamo click, y es esa atracción mágica que se produce y que mucho llaman ‘amor a primera vista’. Mi relación con “el Turco” empezó con un flechazo por su encanto personal y su humor inteligente. Él es una persona profunda, culta, con una espiritualidad riquísima y un gran mundo artístico. Siento que en él puedo desplegar bien quién soy yo. Pero no lo digo desde el ego, sino desde una cuestión de identidad, autenticidad y revelación, que es una palabra hermosa, porque lo único que puede revelar el ser humano está dentro de sí mismo. El desafío de ser uno mismo pasa por intercambiar cosas con el mundo, la Naturaleza, pero sin perder la identidad. Y con “el Turco” primero, fue una atracción inexplicable física y energética. Hace un año que estamos juntos. Alquilamos un departamento, y más adelante pensamos comprarnos algo.

—¿Hay planes a futuro, entonces?

—Sí, estamos súper bien, seguros de nosotros. Nos amamos cada día más y, como ya dije, él me ayuda a desplegar bien quién soy. Eso es tremendo. Me siento tan cómoda y aceptada. Tengo ganas de que esté todo el tiempo conmigo, sin que eso sea un peso. Es pura libertad. Soy una idealista del amor y para mí no hay nada más lindo que vivir en pareja y compartir mis cosas. Pero me sería imposible tener una relación así si esa persona no me atrapara. Esa es la clave: los dos nos dejamos ser, compartimos todo y nos potenciamos al máximo. Y al sentirnos tan bien el uno con el otro, al estar enamorados, pensamos en todo lo que pueda venir con una pareja. Pero, a la vez, dejamos que el destino fluya y que venga lo que tenga que venir.

 

—¿En sus diálogos aparecen palabras como hijos o casamiento?

—Por supuesto. No somos de esas parejas que planean, pero estamos dispuestos y preparadísimos para recibir todo lo que venga. También somos apasionados por el trabajo, tenemos compromisos personales con el arte. Pero, de repente, en el medio del trabajo te surge un hijo y te cambia la vida. Entonces, tenés que administrar tus cosas de forma diferente. Por eso decidimos no planear nada, porque si fuese por nosotros planificaríamos un hijo de acá a 15 años. Pero como también tenemos ganas porque nos amamos mucho, dejamos que todo fluya y no sabemos cuándo va a aparecer.

—¿Se siente preparada para ser una madre joven?

—Me siento muy preparada. Desde chica pienso tener hijos con una persona junto a la que me sienta plena y bien. Y como la encontré siendo muy joven, ya está: tengo el camino abierto para lo que sea. Pero no es algo de lo que estoy pendiente o que me saque de eje. Siento que llegará cuando tenga que venir y estoy fuera de los parámetros para hablar de eso. Puede ser dentro de 10 años o de uno.

—¿Se imagina como madre?

—Me imagino. Desde mi humildad, me imagino como una buena madre. Porque he tenido una madre muy buena, presente. y eso me da un ejemplo muy fuerte. Quiero ser una mamá a la que le encante estar con su hijo, educarlo. Quiero que mi hijo se encariñe conmigo. No voy a ser de las que lo dejan solo, sino de las que se lo lleva al trabajo. Pero voy a estar muy presente y, a la vez, voy a usar mi amada palabra “libertad”. Sin duda voy a ser una madre que le va a dar mucho conocimiento a mi hijo, mucha libertad, contención y una cuota de amistad, para que pueda confiar en mí. Lo que menos le voy a poner a un hijo mío es presión.

—¿Sigue pintando?

—Obviamente. Pinto con acrílico, pero sin dibujar porque no soy buena para eso. Hago imágenes pero prefiero las pinceladas de colores. Me tiene que mover un estado anímico para ir al atril y pintar. Me parece que mis cuadros dicen mucho, tienen mucho color. Algunos son modernos. Pinto con intenciones suaves o fuertes.

—¿Le quedan muchas cosas por descubrir?

—La vida es un camino. Hasta que tenga 90 años, hasta el día antes de morir, voy a creer que tengo cosas por descubrir. El ser humano es un camino inagotable. Por mi forma de ser siempre me siento en la gloria porque creo que a mis 20 años entregué todo lo que podía dar de mí. Trato de bajar mi ansiedad y creer que hay muchas más cosas por venir. Me siento mal conmigo cuando tengo un asunto pendiente, niego algo o escondo un problema. Eso me pone mal porque siento que estoy dejando algo en el fondo del mar y me parece que todo hay que revelarlo. Y cuando proceso algo y le doy forma dentro de mí lo pinto o lo escribo, que es lo más me gusta hacer.

—¿Qué es lo último que escribió?

—No me gusta contar lo que escribo porque son cosas muy íntimas, son revelaciones. Tienen que ver con el amor, con la perversión de mi inconsciente y cuestiones muy subjetivas. Me encanta escribir sobre las distintas opciones de vida. La vida es un juego, y escribiendo me divierto mucho. De una situación podés elegir varias salidas.

—¿Y también juega mientras está viviendo?

—No, porque tengo una dirección, que es la de ser yo misma. Y esa es mi manera de elegir, si es que se trata de elegir. No hago mis elecciones según el deseo sino según mi destino, que es inevitable. Ese es mi camino, pero me desquito escribiendo. Y pienso qué hubiese pasado si hubiese llegado al extremo.

—¿Cuál es el destino más extraño que imaginó?

—Me voy a los extremos totales. Escribir me da el poder de volar en el inconsciente, en mis deseos más profundos. Y eso es lo que más me gusta en la vida.


Las diosas más sexys

GENTE lanzó una súper encuesta on line para que los lectores elijan a sus diosas preferidas. Emilia Attias, con 22.266 votos, salió primera entre las más deseadas. Luisana Lopilato, con 21.172, ganó el primer puesto a las mejores curvas. Y Dolores Barreiro, con 10.727, es la dueña del cuerpo perfecto.




E
milia Attias: sos la mujer más deseada por los argentinos, según el voto de 22.266 lectores.
–¿De verdad? ¡Qué buena noticia! Me pone contenta; es un nuevo mimo que recibo. Y más en este año, que está siendo muy bueno para mí. Grabo todos los días Casi ángeles, hice temporada en el teatro, ya firmé contrato para seguir el año que viene con la tira y está también la posibilidad de salir de gira. Es más: uno de los puntos que tocaríamos es Israel. Muy loco, me encantaría.

–No me cambies de tema y volvamos a la encuesta. ¿Vos lo sentís así?
–¿Ser deseada…? La verdad es que me siento muy querida. Hoy, que por la tele me ven los chicos y sus padres, me pasa que recibo el cariño de grandes y chicos, de hombres y mujeres por igual.

–En tu caso, lo del deseo tiene una connotación un poco más sexual, me parece.
–Bueno, puede ser. Pero la verdad es que la gente me transmite mucho respeto. Me llevo muy bien con la gente. Me tiran muy buena onda, me saludan, me piden besos, autógrafos, fotos… Es un mimo del público y yo les dedico tiempo, porque los respeto. Sin ellos no soy nada.

–¡Vamos! ¿Me vas a decir que por la calle nunca te dijeron un piropo impublicable?
–(Carcajada) Me dicen cosas por la calle, por supuesto. Los hombres siempre me han dicho cosas lindas por la calle. Algunas, sí, fueron un poco zarpadas. Pero jamás llegué al punto de tener que llamar a la policía. ¡Por suerte! Mi popularidad –porque hoy soy y me siento popular– no pasa tanto por lo físico, sino por el carisma que transmite mi personaje.

–Será porque últimamente no te separás de tu custodio personal…
–Bueno, sí, pocas veces salgo sola. El Turco (Naim Sibara, 40 años, humorista) es muy compañero. Tenemos una relación muy linda, muy sana. Además, ahora que estamos viviendo juntos, nos dimos cuenta de que también somos los dos re-tolerantes. No hay un solo roce en la convivencia. El es talentoso, súper profesional, buena gente. Todo lo que viene de mi pareja me hace feliz y me potencia. Como verás, ya encontré a mi hombre. El Turco no sólo me desea: es la persona que me elige todos los días, esté hecha una diosa o con cremas en la cara y el look más reo.

–¿No te cela?
–Para nada. Al contrario. Le encanta como soy, y que no pretendan cambiarte es una de las cosas más importantes que podés llegar a lograr en una relación. Con El Turco hablamos de todo: de lo que nos pasa, de lo que nos pasó, de nuestros proyectos, de hijos, de casamiento.

–¿Estamos frente a una mujer comprometida?
–No tengo alianza, pero sí, yo me siento muy comprometida con mi pareja. Si bien no hay nada programado, sabemos que nos vamos a casar y que vamos a tener hijos. Con él no me asusta nada, ni siquiera la maternidad. Quiero ser una mamá joven y lo voy a ser antes de cumplir los 25. No creo que un hijo te corte la carrera; es algo que no me asusta, ni física ni profesionalmente. Yo miro a todas las modelos que fueron mamás y están divinas. Además, la genética me ayuda. Cuando lo tenga, me pondré las pilas para recuperarme en un mes, y me lo voy a llevar al trabajo…

–¿Qué será lo que desean los hombres de vos, Attias?
–¡Qué sé yo! Supongo que en el resultado de la encuesta no sólo importó el aspecto físico, sino también lo que uno transmite. La gente sabe que no me gustan los escándalos, que soy divertida, que me la juego en lo profesional, que amo al hombre que tengo a mi lado, que puedo mostrarme sexy y también ser Susanita… Todo eso influye, ¿o no?

–¿Entonces…?
–Eso gusta. Y por todo eso gusto, supongo. Uno refleja quién es: y yo, hoy, soy una mujer sin límites. Siento que todavía no exploté, que me queda mucho más para dar.

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dedicado a emi un angel
gracias a aru i amy por ayudarme con la web
disfrutenlan
http://emilia-attias-galm.es.tl
para i por emi te banco a muerte te adoro Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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